En un nuevo recorrido por otra ciudad, Elonce llegó hasta el frigorífico de Puerto Márquez, cuyas instalaciones hoy lucen abandonadas. Hoy se habló con una historiadora, que reveló parte de cómo creció.
La ciudad de La Paz es otra de las tantas ciudades en las cuales hay grandes historias de cómo comenzó a construirse lo que hoy es Entre Ríos, una de las provincias de Argentina. Hace más de un siglo, hubo la existencia del Frigorífico de Puerto Márquez, que llegó con inversión de capital inglés, productividad y trabajo para los ciudadanos de la zona.
Espejo de mi tierra llegó hasta el lugar para conocer un poco la historia del lugar, que hoy yace abandonado y con paredes y techos derrumbados en muchos casos. Elizabeth Ritte, una historiadora de la zona, dio a conocer algunos detalles.
En primera instancia, la mujer contó cómo fueron sus inicios: “El 28 de enero de 1889 abre las puertas este frigorífico. Se da un primer embarque de 1.600 latas envasadas al vacío. El que compró esta parte de esta estancia era una sociedad. Compraron 77 mil hectáreas de campo en la Argentina y luego se dividieron y Alexander von Harder, que se asocia con Keller. Hacen este frigorífico en la ciudad de La Paz y en fecha que anteriormente te cité, se presenta al municipio diciendo que se va hacer el primer embarque a Alemania con ese cargamento que contaba con esa cantidad de cajones”.
También la historiadora contó qué tenía la ciudad en aquel entonces: “En el lugar trabajaban 200 familias. Esto era una pequeña ciudad dentro de La Paz. Había una escuela primaria, que se hacía hasta cuarto grado, había una capilla, a la cual asistían protestantes y católicos. También había enfermería y los empleados tenían libre su sueldo porque acá tenían todo”. De todas formas, el proyecto duró un lapso: “Este frigorífico funcionó muy poco tiempo: solo tres años”.
Con la llegada de un nuevo dueño de las tierras, hubo complicaciones: “No era tan fácil conseguir tanta cantidad de cabezas de animales para faenar debido a que en esas latas solo hay carne envasadas al vacío. Se presenta al municipio y allí viene gente del frigorífico de Santa Elena. Técnicos administrativos y separa el segundo embarque diciendo que la producción no estaba apta para el consumo humano”. Asimismo, la historiadora confesó que el dueño hace inspeccionar las latas en Buenos Aires, donde se reveló que estaban en “perfecto estado”.
Posteriormente, la reinvención llegó con otro emprendimiento: “Luego se diversifica la producción en la esquila de lanares. En esa época era una tecnología de punta con una máquina a vapor que generaba electricidad para que funcionen las tijeras. Ese emprendimiento funcionó aproximadamente hasta 1980 y luego se dedican al invernado”.
Además, contó en qué situación actual se encuentran los terrenos: “Hace poquito, cuando la compra la empresa Remansos esta propiedad, esto va a ser barrio náutico. Va a haber terrenos aquí. Ahí va a haber un permiso a la Municipalidad para que entremos a conocer estas instalaciones que estuvo toda la vida cerrado para el pueblo”. Además, manifestó la importancia de conocer la historia de La Paz en estas ruinas: “Es una gran responsabilidad que tenemos de conocer estas ruinas y no nos olvidemos que acá adentro estaba cubierto de vegetación”. También reveló que la producción salía directamente por un túnel”.
