

Los celulares son utilizados por sus múltiples funciones, entre las que se encuentra la alarma, una herramienta muy útil cuando se necesita despertar temprano al día siguiente. Sin embargo, el neurólogo Brandon Peters Mathews del Hospital de Seattle (Washington, Estados Unidos) afirma que usar el celular como despertador puede ser problemático debido a la función de "posponer" que permite retrasar la alarma en intervalos de pocos minutos.
Esta función provoca que el cuerpo interrumpa la fase final del sueño, conocida como REM (movimientos oculares rápidos), crucial para la memoria y el aprendizaje.

Cada vez que se pospone la alarma, el cuerpo intenta reanudar el sueño pero no completa los ciclos naturales de forma correcta, lo que puede provocar un descanso fragmentado e insuficiente.
Además, la exposición constante a la luz azul que emiten los celulares puede interferir en la producción de melatonina, la hormona encargada de regular el sueño. Como resultado, se dificulta lograr un descanso profundo y reparador.

Aunque el celular sea lo último que se revisa antes de dormir y la función de la alarma sea de gran utilidad, puede provocar trastornos en el sueño y alterar los ciclos naturales de descanso.