REDACCIÓN ELONCE
“La adolescencia es una etapa de cambios en todos los niveles: biológico, psicológico y social”, mencionó Lucas Rodríguez, licenciado en Psicología.
En los últimos días distintos episodios de violencia protagonizados por adolescentes encendieron la alarma. Peleas, amenazas y situaciones que preocupan a familias, docentes y a toda la sociedad. ¿Qué está pasando con los jóvenes? ¿Qué hay detrás de estas conductas que van más allá de la rebeldía propia de la edad?
La adolescencia es una etapa de cambios, de búsqueda de identidad y pertenencia. Pero cuando aparecen armas, agresiones o riesgos para la vida, ya no se habla de travesuras sino de un problema social.
¿Cómo acompañar a los adolescentes para que puedan canalizar lo que sienten sin llegar a la violencia? ¿Qué rol cumplen la escuela, la familia y los espacios comunitarios en esta tarea? El desafío es claro: generar contención, abrir el diálogo y ofrecer alternativas que fortalezcan los vínculos y cuiden a nuestros jóvenes.
Lucas Rodríguez, Licenciado y Doctor en Psicología, fue el invitado al programa El Ventilador, que se emite por Elonce de 21:30 a 23:00 horas.
“Me parece importante tener en cuenta que, siempre desde la psicología, que la adolescencia en sí no es una etapa conflictiva. Es un mito que sea conflictiva. La adolescencia es una etapa de cambios en todos los niveles: biológico, psicológico y social. La gran tarea de las personas entre los 12 y 18 años es constituir una identidad de cómo se para solo ante la vida, sin la mediación de sus padres o tutores”, aseguró en primer lugar.
La adolescencia “es la etapa donde se construyen herramientas. Entre los 12 y 18 años hay muchas cosas que se van desarrollando, como la empatía, el afinamiento de la perspectiva del otro y se va asumiendo ciertas cuestiones. Son etapas de mucho aprendizaje y tiene que haber un mundo adulto que acompañe”.
También mostró una diferencia en lo que hay “adolescentes que tienen problemas externalizantes y problemas hacia el mundo exterior como así también adolescentes que tienen problemas internalizantes, que son depresión y ansiedad”. En esa línea, aclaró: “Lo que más se ve son los problemas hacia afuera”.
Para poder enfrentar este tipo de conflictos, el psicólogo aconsejó que “hay que abordar la violencia como una cuestión multicausal. No es solamente algo temperamental”.
Posteriormente, Rodríguez mencionó que hubo una investigación en las escuelas acerca de la violencia: “Cuando tenemos charlas con los padres o docentes, trabajamos el mundo adulto que muchas veces deja pasar estas situaciones”. En esa medida, argumentó: “Mucho de lo que transmitimos en la educación (los adultos), está comprobado que no tiene que ver con el discurso, sino lo que uno hace. No le puedo decir a mi hijo no estés todo el día con el celular, pero yo no me desprendo del teléfono”.
“Los límites sin afecto se convierten en una cuestión muy autoritaria, no educas de la mejor manera y no da los mejores resultados. Afecto solo, sin ningún tipo de contención, tampoco ayuda”, expresó. Por tal manera, expuso que “es una utopía pensar que todos vamos a ser amigos de todos. Sabemos que la amistad, como una relación de par, es muy importante. Los adolescentes aprenden un montón de cosas”.
Al mismo tiempo, instó a los mayores a regular el uso de la tecnología en adolescentes: “Desde el primer paso: de saber usar el celular, de qué forma. Esas cosas son importantes. Saber en qué anda. Son estrategias que son positivas para poder brindarle a los adolescentes una infancia y adolescencia en el juego que en el celular”.
Posteriormente, hizo énfasis en el valor de las redes sociales para los adolescentes: “Es una realidad que estamos frente a una situación compleja porque muchas veces hay que pensar en donde educar: ¿en dónde pongo mi autoestima: en mí mismo o en la cantidad de ‘likes’ que tengo en la publicación? Tiene una cuestión de validación social, que empiezan a generar muchos problemas de salud mental”.