Enzo Demartini, joven acordeonista de Paraná, visitó la Torre Eiffel en el inicio de su gira por Francia junto al Chango Spasiuk y sorprendió al interpretar una canción de su infancia.
El acordeonista de Paraná, Enzo Demartini, vivió un momento inolvidable en París al visitar por primera vez la Torre Eiffel, donde, fiel a su estilo, no dudó en sacar su primer acordeón y tocar una canción muy especial. El tema, de autor anónimo, fue una de las primeras melodías que le enseñó su abuelo Luis, quien lo inició en la música y lo marcó profundamente en su camino artístico.
Con la Torre Eiffel de fondo y su acordeón en mano, Enzo grabó el emotivo momento y lo compartió en sus redes sociales, donde rápidamente se viralizó. “Apenas la saqué para grabar se me vino a la cabeza esta canción que me enseñó mi abuelo. La gira arrancó muyyy bien y que siga nomás”, escribió con entusiasmo.
Con Chango Spasiuk y el chamamé en Europa
Demartini forma parte del equipo del reconocido músico Chango Spasiuk, con quien se encuentra realizando una gira por Francia, llevando el chamamé y la música litoraleña a escenarios europeos.
La participación del joven paranaense en esta travesía representa un importante paso en su carrera, consolidándolo como uno de los talentos emergentes más destacados del país.
De Paraná al mundo, con el acordeón como bandera
Enzo Demartini es oriundo de la ciudad de Paraná, Entre Ríos, y desde muy joven mostró una fuerte conexión con el acordeón, instrumento que aprendió a tocar gracias a la influencia de su familia. Hoy, a su corta edad, se convierte en embajador de una tradición musical que sigue viva y renovada, llevando un pedacito del Litoral argentino a escenarios internacionales.
Su talento, humildad y compromiso con la música popular lo posicionan como una de las grandes promesas del chamamé contemporáneo. En cada viaje, en cada acorde, Enzo revive la historia que lo formó, y la proyecta con orgullo al mundo. Y este paso por París no es solo una postal turística, sino el testimonio vivo de que la música, cuando se toca con el corazón, no tiene fronteras.
