El psicólogo Federico Appiani, remarcó la importancia de acompañar a los jóvenes sin juzgarlos. Alertó sobre los cambios de actitud y el impacto de la hiperconectividad en la salud emocional.
Los cambios de actitud en adolescentes pueden ser señales de alerta sobre su salud mental. Así lo explicó el psicólogo Federico Appiani en diálogo con Elonce, donde reflexionó sobre la importancia de habilitar espacios de conversación con los jóvenes sin caer en juicios ni recetas preestablecidas.
“El gran error es pensar que la salud mental solo tiene que ver con los diagnósticos. También abarca aspectos positivos, como cuando estamos con la familia, con amigos, o simplemente haciendo cosas que nos hacen bien”, expresó Appiani.
El profesional remarcó que el concepto de salud mental no debe limitarse a enfermedades: “Siempre se piensa en términos de psicodiagnósticos, que muchas veces son las puertas de entrada para hablar del tema, pero no es solo la enfermedad. También tiene que ver con aspectos relacionales, sociales, y personales”.
Consultado sobre la vulnerabilidad de niños y adolescentes frente a las nuevas tecnologías, Appiani señaló: “Ahora se habla más de salud mental, las juventudes ponen en agenda estos temas contando lo que les pasa. En cambio, a las generaciones mayores les cuesta más abrirse”.
Además, advirtió que el avance de la tecnología “plantea un mundo individualista, consumista e hiperconectado, lo que genera una sensación de soledad en muchos jóvenes”.
Desde su experiencia, remarcó la necesidad de escuchar sin juzgar: “Muchas veces se dice que esta es la generación de cristal, pero en realidad los chicos están denunciando que esta generación adulta es violenta en su trato. Por eso, hay que generar espacios de diálogo sincero”.
El rol de los adultos y los límites necesarios
Appiani apuntó que el ritmo acelerado de la vida adulta muchas veces impide el diálogo: “Vivimos en un mundo muy veloz y, cuando los chicos querían hablar de lo que les pasaba, los padres no tenían el tiempo que ellos necesitaban”.
También reflexionó sobre los mandatos culturales: “Antes había muchos tabúes en torno a la masculinidad. Los varones no podían llorar ni expresar lo que sentían. Hoy, los adolescentes cuentan sus cosas, aunque muchas veces no quieren recibir un sermón ni que les bajen una receta”.
Sobre el uso del celular y redes sociales, advirtió: “La exposición debe ser progresiva. La cantidad de videos que los chicos ven por día es infinita. A las generaciones adultas les cuesta poner límites, y es clave que aprendamos a hacerlo sin imponer, pero con presencia”.