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Internacionales Décimo aniversario

Oraciones y lágrimas en las conmemoraciones del tsunami de 2004 en Asia

Las oraciones y las visitas solemnes a las fosas comunes marcaron este viernes en Asia las ceremonias conmemorativas del décimo aniversario del tsunami, que dejó 220.000 muertos o desaparecidos y afectó a 14 países del océano Índico.

26 de Diciembre de 2014

Las oraciones y las visitas solemnes a las fosas comunes marcaron este viernes en Asia las ceremonias conmemorativas del décimo aniversario del tsunami, que dejó 220.000 muertos o desaparecidos y afectó a 14 países del océano Índico.

El 26 de diciembre de 2004, un sismo de magnitud 9,3 -el más importante del planeta desde 1960- sacudió las costas de la isla indonesia de Sumatra, provocando devastadoras olas en el litoral de países asiáticos, como Sri Lanka o Tailandia, y hasta en África.

Entre las víctimas se encontraban miles de turistas extranjeros, que aprovechaban en su mayoría las fiestas de final de año para pasar las vacaciones en paradisíacas playas de la región.

En Banda Aceh, la localidad más cercana al epicentro del sismo, las ceremonias comenzaron con el canto del himno nacional de Indonesia por un coro de hombres y mujeres en un parque de 20 hectáreas.

"Miles de cadáveres yacen en esta tierra" afirmó el vicepresidente indonesio Yusuf Kalla, ante un multitud de miles de personas, muchas de ellas en lágrimas.

La catástrofe provocó al principio "conmoción, sufrimiento, miedo, confusión", prosiguió. Pero luego "nos recuperamos y recibimos ayuda de forma extraordinaria, desde Indonesia y desde todas partes, y nuestro espíritu revivió" afirmó, aludiendo a la enorme ola de solidaridad mundial que generó la tragedia.

Las mezquitas de la provincia de Aceh acogieron las oraciones y los habitantes visitaron las fosas comunes, donde reposan muchos de los 170.000 muertos en Indonesia, país más afectado por la tragedia.

"El desastre fue un aviso de que debemos estar atentos a nuestro entorno, seguir siendo vigilantes y entender cómo gestionar las catástrofes", declaró por su lado el gobernador de Aceh, Zaini Abdullah, quien también subrayó la importante ayuda aportada por los donantes en Indonesia y en el extranjero tras el tsunami de 2004.

En efecto, la catástrofe provocó tal ola de solidaridad que meses después se habían colectado en todo el mundo 13.500 millones de dólares, de los que 7.000 millones fueron destinados a reconstruir 140.000 viviendas devastadas en Aceh, así como miles de kilómetros de carreteras, y nuevas escuelas y hospitales.

"Pienso en ellos todos los días"

 

En el sur de Tailandia, país donde la mitad de las 5.300 víctimas del tsunami eran extranjeros de vacaciones, un puñado de turistas se reunieron en un parque conmemorativo en la pequeña localidad de Ban Nam Khem.

"Todo el mundo conocía a alguien que se vio afectado por el tsunami. Yo también. Queremos presentar nuestro respeto", declaró Agnes Moberg, una mujer de 18 años originaria de Suecia. Este país escandinavo deberá honrar más tarde durante la jornada a los más de 500 ciudadanos suecos que perdieron la vida.

No muy lejos de allí, Somjai Somboon, de 40 años, dijo a la AFP que ella intentaba todavía sobreponerse a la pérdida de sus dos hijos, que las gigantescas olas del tsunami le arrebataron de su casa en Tailandia.

"Pienso en ellos todos los días", añadió con lágrimas en los ojos.

En Sri Lanka, país que perdió a 31.000 ciudadanos, se celebró una ceremonia en el lugar donde las olas gigantes se llevaron por delante a un tren, matando a su vez a 1.000 pasajeros, a unos 90 kms al sur de Colombo.

Poco antes de la ceremonia, un controlador, que sobrevivió al drama, explicó a la AFP la falta de conocimientos sobre los tsunamis, que todavía persiste entre la población.

"Teníamos aún un cuarto de hora para trasladar a los pasajeros a un lugar seguro. Podríamos haberlo hecho, teníamos tiempo, pero no los conocimientos", explicó el controlador, Wanigaratne Karunatilleke, de 58 años.

Para cubrir esta falta, un sistema de alerta de tsunamis se puso en marcha en 2011, mientras que otros países invirtieron mucho en preparar a la población ante eventuales catástrofes.

Pero los expertos alertan de un relajamiento de la vigilancia de las poblaciones vulnerables a las catástrofes naturales, a pesar de la puesta en marcha de estos sistemas de alerta.

 

Una de las peores catástrofes de los últimos tiempos

El domingo 26 de diciembre de 2004, a las 07H58 (00H58 GMT), un sismo de magnitud 9,3 en la escala de Richter sacudió las costas de Indonesia y provocó un devastador tsunami, que dejó más de 220.000 muertos.

La potencia del sismo -el más importante en el mundo desde 1960- hizo que la tierra se levantara originando a su paso una ola de unos 15 metros que devastó 30 minutos después la provincia indonesia de Aceh, en el norte de la isla de Sumatra.

Esta será la región más afectada al situarse cerca del epicentro del temblor: decenas de localidades desaparecerán del mapa y varias islas llegarán incluso a desplazarse. En la costa oeste de Sumatra, 131.000 personas perdieron la vida.

La ola alcanza a continuación el litoral del Golfo de Bengala, donde golpea sucesivamente las costas de Tailandia, Birmania, Sri Lanka e India, en especial, los archipiélagos de Andaman y Nicobar. Unas seis horas después del inicio de la catástrofe, el tsunami llega a las costas de África oriental (Somalia, Tanzania y Kenia).

En pocas horas, al menos 220.000 personas mueren: cerca de 170.000 en Indonesia, 31.000 en Sri Lanka, 16.400 en India y 5.400 en Tailandia, según las estimaciones oficiales. Entre los otros países asiáticos afectados, Maldivas cuenta con un centenar de muertos, Malasia y Birmania con unos sesenta, y Bangladesh registra sólo dos. En África oriental, más de 300 personas fallecen, principalmente, en Somalia. Tanzania registra diez muertos y uno, Kenia, donde se dio la alarma.

Esta tragedia alcanza asimismo a la comunidad internacional. De las 5.400 víctimas de Tailandia, cerca de la mitad son extranjeros de 37 nacionalidades diferentes.

Los países europeos lamentan la muerte de 1.700 ciudadanos, principalmente turistas en busca del sol en Navidad. Suecia, con 543 muertos, y Alemania (537) registran el mayor número de bajas entre los países occidentales. A estos, se unen 180 finlandeses, 150 británicos, unos 110 suizos, 95 franceses, más de 80 noruegos y casi 50 daneses.

En el terreno, varios miles de "niños del tsunami" se quedan huérfanos y decenas de miles sufren traumatismos psicológicos.

Los daños materiales son innumerables y más de un millón de personas se quedan sin techo. La ola gigante arrasa también todo un ecosistema en el litoral del océano Índico, como los manglares de Aceh o los arrecifes coralinos de Tailandia, e implica muchas contaminaciones químicas.

Esta catástrofe, ocurrida el día después de Navidad, suscita un arrebato de generosidad sin precedentes en el mundo con promesas de ayuda a la decena de países asiáticos afectados. Más de 13.500 millones de dólares (11.000 millones de euros) se recaudan, esto es, más de 7.100 dólares por persona afectada por el tsunami. (AFP-NA)

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