

A menos de 24 horas del inicio del Cónclave que definirá al próximo Papa, los eclesiásticos y laicos designados -con la aprobación del cardenal camarlengo y los tres cardenales asistentes- firmaron este lunes el juramento de secreto en la Capilla Paulina, ubicada en la Tercera Logia del Palacio Apostólico.
Con este acto, quedó ratificado el compromiso de confidencialidad que rige durante todo el proceso de elección del nuevo Sumo Pontífice.
En total, son 135 los cardenales con derecho a voto. Sin embargo, desde el Vaticano confirmaron que serán 133 los presentes en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor de Francisco. Se espera que el cónclave, como marca la tradición, transcurra bajo estrictas normas que garantizan la privacidad y la pureza del acto electoral.
Un compromiso inquebrantable de confidencialidad
Además de los 133 cardenales electores, el desarrollo del Cónclave requiere la colaboración de diversos funcionarios y oficiales —tanto eclesiásticos como laicos— encargados de tareas específicas durante la votación. Todos ellos prestaron juramento sobre el compromiso de secreto absoluto. En su fórmula oficial, el texto expresa:
"Yo N. N. prometo y juro observar el secreto absoluto con quien no forme parte del Colegio de los Cardenales electores, y esto perpetuamente, a menos que reciba especiales facultades dadas expresamente por el nuevo Pontífice elegido o por sus Sucesores, acerca de todo lo que atañe directa o indirectamente a las votaciones y a los escrutinios para la elección del Sumo Pontífice.
Prometo igualmente y juro que me abstendré de hacer uso de cualquier instrumento de grabación, audición o visión de cuanto, durante el período de la elección, se desarrolla dentro del ámbito de la Ciudad del Vaticano, y particularmente de lo que directa o indirectamente de algún modo tiene que ver con las operaciones relacionadas con la elección misma.
Declaro emitir este juramento consciente de que una infracción del mismo comportaría para mí la pena de excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica. Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano".
El secreto, pilar del proceso electoral papal
Este juramento forma parte de los preparativos exigidos por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por San Juan Pablo II el 22 de febrero de 1996. En el proceso para elegir al próximo Papa, el secreto es una regla inviolable, considerada esencial para preservar la libertad y la pureza del acto electoral.
Durante el Cónclave, está estrictamente prohibido el uso de dispositivos de grabación o comunicación. No se permitirán ni registros de audio ni video, y los cardenales quedarán incomunicados con el exterior. Cualquier intento de vulnerar esta norma será castigado con la excomunión automática (latae sententiae), aplicada directamente por la Santa Sede.
La extensa lista de juramentados para el Cónclave
La nómina de quienes prestaron juramento incluye a altos cargos eclesiásticos y también a personal de servicios que trabajará durante el proceso. Entre ellos figuran:
-El secretario del Colegio Cardenalicio y el maestro de las Celebraciones Litúrgicas, monseñor Diego Ravelli.
-Siete ceremonieros pontificios.
-Un eclesiástico designado por el cardenal que preside el Cónclave.
-Dos religiosos agustinos encargados de la Sacristía Pontificia.
-Confesores disponibles en diversos idiomas.
-Médicos, enfermeros y ascensoristas del Palacio Apostólico.
-Personal de limpieza, cocina, florería y técnicos de servicios.
-Conductores que trasladan a los cardenales desde la Casa Santa Marta.
-Dos oficiales de la Guardia Suiza Pontificia, responsables de la seguridad en la Capilla Sixtina.
-El director de Seguridad y Protección Civil del Estado de la Ciudad del Vaticano junto a parte de su equipo.
Antes de prestar juramento, todos recibieron una explicación detallada sobre el significado y las consecuencias de su compromiso. Luego, recitaron en voz alta y firmaron personalmente la fórmula oficial ante el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo de la Santa Romana Iglesia, en presencia de dos protonotarios apostólicos. (Ambito)