Hace un año, y con apenas 6 años, Priscila Lotero Rojas, regresaba a su Tabossi natal luego de haber obtenido el alta médica al haber superado un cáncer que le fue diagnosticado en el año 2021.
Ese día, en la localidad del departamento Paraná, se vivió una verdadera fiesta para dar la bienvenida con una caravana a la pequeña guerrera que se había aferrado a la vida y había batallado contra todos los pronósticos adversos de los médicos.
A un año de ese regreso triunfal, Priscila y su mamá Jésica Rojas hablaron con Elonce, recordaron el duro camino recorrido, pero dejando siempre un mensaje de esperanza para todas aquellas familias que están pasando por lo que ellos vivieron.
“Es un día muy importante, todo lo vivido quedo marcado en nuestros corazones. El día que volvimos toda la gente de nuestro pueblo nos estuvo esperando, todos se unieron en oración por nuestra hija y siempre estamos muy agradecidos, a los médicos, y a Dios porque pudimos tener la oportunidad de volver a nuestra localidad”, dijo Jésica.
“Estamos felices. Cada tres meses viajamos a Buenos Aires a realizarle controles, pero ella está haciendo su vida normal y disfrutando el día a día en familia”, indicó para remarcar que, de toda la experiencia vivida, buena y mala, siempre se rescata lo bueno “y seguimos brindando nuestro testimonio que se puede vencer esta enfermedad con fe, mucha esperanza y mucho amor”.
La pequeña por su parte contó que disfruta “un montón” ir a la escuela y jugar con sus amigos. Le gusta mucho bailar y cantar. Priscila asiste a la escuela Nº 75 “General Alvear” de Tabossi, donde “todos están encima, cuidándola”.
Por otra parte, Jésica recordó que cuando recibieron el diagnóstico “fue un cambio brusco, hasta que llegó ese día inesperado en que Dios nos iluminó y tuvimos el alta definitiva para volver a nuestro hogar. Llegaron los médicos y nos anunciaron que el cuerpo de Priscila estaba sano, y no teníamos palabras”.
“Ella es un milagro en vida, nosotros tenemos la oportunidad de poder contar que los milagros existen porque a Priscila cuando llegó a Buenos Aires no le daban expectativas de vida”, manifestó la mujer.
Finalmente, la madre de Priscila dijo que cuando van a Buenos Aires para los controles y ven a esos padres que recién inician el tratamiento de sus hijos, “nos gusta llevarles la palabra de que se puede, que hay que aferrarse a la fe, que los milagros existen y que siempre se haga la voluntad de Dios, más allá de que los médicos tienen los conocimientos, la última voluntad la tiene Dios; con lo positivo y el amor hay que transformar este proceso. Cada vez que nos tocaban las quimio, que eran de 10 horas por día, poníamos música, cantábamos, para que ella no perdiera su niñez durante el tratamiento, había que transformar ese momento en algo bueno. No importa la enfermedad ni el tratamiento, uno tiene que transitar y verlo de otra forma, en positivo y estando junto a la familia el momento que toca vivir”. Elonce.com