La Liga Profesional apenas comenzó su segundo semestre y ya tiene su primera gran polémica. Racing cayó 1 a 0 ante Barracas Central en la primera fecha, con un gol agónico de penal que desató el escándalo. El tanto llegó a los 57 minutos del segundo tiempo, luego de un zurdazo cruzado de Rodrigo Insua, tras una sanción que desató la bronca generalizada en el Cilindro de Avellaneda. El principal perjudicado fue Gustavo Costas, entrenador de la Academia, que vio la roja tras un exabrupto contra el árbitro Nicolás Lamolina.
Lamolina revisó la jugada en el monitor, anuló el tanto de la Academia y sancionó penal para Barracas Central. En ese momento, todo el banco local invadió el campo de juego para protestar la decisión que terminaría siendo decisiva en el resultado final.
La palabra de Lamolina tras el escándalo
Aunque los árbitros tienen prohibido hablar tras los partidos por disposición de AFA, Lamolina hizo declaraciones informales antes de abandonar el estadio. “Las imágenes son elocuentes. La dificultad está en el contexto, tanto por el tiempo que se estaba jugando -por encima de los 90 minutos-, y porque viene de un gol del otro equipo, el cual iba a ser analizado porque tenía una posible posición adelantada de Martínez”.
El juez también detalló los criterios aplicados para tomar su resolución. “Las reglas y consideraciones hacen que el penal sea claro”, explicó, y agregó: “Dentro de la revisión pedí velocidad normal y ángulos amplios. Hay imprudencia. Martínez intenta jugar el balón, pero Bruera es el que anticipa y termina impactándolo”.
El reglamento, bajo la lupa
El reglamento de juego respalda la postura del árbitro en cuanto a la imprudencia: se considera tal cuando un jugador no muestra cuidado ni consideración al disputar una pelota. En este caso, el contacto innecesario de Martínez con Bruera fue suficiente para invalidar la jugada de gol.
La imprudencia no siempre implica una sanción disciplinaria, pero sí puede conllevar una falta. Y si el contacto se produce en el área, como en esta ocasión, puede derivar en un penal, tal como sucedió en el Cilindro.
Además, en este tipo de jugadas se evalúa si hubo uso excesivo de la fuerza, un criterio que apunta a proteger la integridad física del rival. En la acción de Martínez, las imágenes despejaron las dudas para el cuerpo arbitral y se tomó la decisión de invalidar el gol y sancionar la pena máxima a favor de Barracas.