Con la participación de más de 60 bodegas de todo el país, la tercera edición de Paraná Wine se desarrolló este fin de semana en el Centro Provincial de Convenciones. Miles de personas se acercaron a vivir una experiencia que combinó degustación, cultura y vínculos sociales en torno al mundo del vino. "Arrancamos con un proyecto personal de 450 personas, la primera edición; 890 la segunda; esta, 1.300", relató Flavia Muñoz, una de las organizadoras, visiblemente emocionada por la respuesta del público.

El evento contó con la presencia de bodegas de Mendoza, el Norte argentino, la Patagonia y también del propio Entre Ríos, reflejando el carácter federal que busca potenciar el sector. "Hay bodegas de todo el país, y esta edición vinieron muchos enólogos. Que venga a contarte el propio productor del vino es un plus muy grande", resaltó Muñoz.

A cada visitante se le entregó una copa para recorrer los distintos stands y conversar con los representantes de las bodegas. “Se trata de una experiencia social. Una vez que ingresan se les da la copa, que ya es de ellos. Con esa copa van recorriendo y probando”, explicó. El ambiente fue tranquilo y distendido, ideal para conocer más sobre las cepas, regiones y propuestas vitivinícolas.

El crecimiento del vino en Entre Ríos y el valor del enoturismo

Durante la jornada también se puso en valor el crecimiento de la producción de vinos en Entre Ríos. "Está creciendo un montón. Muchos sectores están teniendo intriga de qué pasa con Entre Ríos, con el terruño", indicó Muñoz. Además, destacó que el avance del enoturismo podría convertirse en una herramienta clave para atraer visitantes a la provincia: “Está muy bien posicionado y creo que va a ayudar mucho también al turismo”.

Otro aspecto abordado fue la cultura del vino como una forma de conocimiento y disfrute consciente. “Tomar vino y saber de cepas es cultura. Es cultura general. Cuando uno empieza a entrar al mundo del vino se da cuenta que es apasionante”, subrayó la entrevistada. “Lo veo en los cursos: mucha gente me dice ‘es un camino de ida’, y real, es así”.

También se habló del espumante, una opción muchas veces subestimada en las mesas argentinas. “El espumante va muy bien, no solo al final de una comida, también como recepción. Hay que darle un changüí al espumante y al champagne como una opción también para tener en la mesa”, recomendó.

El valor de estudiar y profesionalizar el conocimiento sobre el vino

Como cierre de su testimonio, Flavia Muñoz detalló algunas opciones para quienes deseen formarse profesionalmente en este ámbito. "Se puede estudiar en la Escuela Argentina de Sommeliers en Buenos Aires o en CAVE, también se puede hacer a distancia", indicó. "Es apasionante, hay que estudiar mucha geografía porque ahí es parte enológica también", agregó.