Sociedad El cirujano falleció en prisión

Murió el médico condenado por muertes en cirugías estéticas: cumplía prisión en Ezeiza

Murió el cirujano condenado por la muerte de dos pacientes tras intervenciones estéticas clandestinas. Elonce reconstruyó los hechos: padecía una condena unificada de 11 años y cumplía la pena en un penal bonaerense al momento de su deceso.

1 de Diciembre de 2025
El cirujano Daniel Ojeda. (Archivo/Elonce).

REDACCIÓN ELONCE

Muerte de Daniel Ojeda: médico condenado por cirugías clandestinas. El lunes por la tarde se confirmó la muerte del médico Daniel Ojeda, de 61 años, quien cumplía una condena firme por homicidio y lesiones derivadas de cirugías estéticas realizadas en clínicas no habilitadas. El deceso fue comunicado por familiares directos, aunque no se difundieron oficialmente las causas.

 

Ojeda había sido condenado en dos causas diferentes. En Entre Ríos, por la muerte en 2019 de la ciudadana uruguaya Iris Amaro (45), tras una liposucción realizada en la ciudad de Concordia. Ese fallo incluyó también lesiones a otras dos mujeres.

La segunda condena correspondía a un hecho ocurrido en 2022 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: la muerte de Débora Campos Gonzáles, tras una intervención estética practicada por Ojeda en un departamento convertido en clínica clandestina en el barrio de Villa General Mitre.

 

Muerte y juicio

 

En el juicio realizado en 2024 ante el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°1 (TOCC Nº1) de CABA, Ojeda admitió su responsabilidad ante los magistrados. Como resultado, fue declarado culpable de homicidio simple en concurso ideal con desobediencia a una orden judicial.

 

Inicialmente, se le impuso una pena de 8 años. Pero debido a la condena previa en Entre Ríos, el tribunal ordenó una pena unificada de 11 años de prisión y estableció una inhabilitación para ejercer la medicina por 16 años.

 

El fallo incluyó el agravante de que las intervenciones habían sido realizadas en lugares no aptos, sin las condiciones sanitarias mínimas ni la habilitación pertinente, y sin contar con el personal necesario, como un anestesiólogo o instrumentistas, lo que incrementó la gravedad del delito.

Tras la condena, Ojeda fue alojado en el penal de Ezeiza, donde cumplía su pena al momento del fallecimiento.

 

Repercusiones y contexto

 

El caso de Ojeda había generado gran conmoción en el ámbito médico y judicial, por tratarse de una serie de prácticas clandestinas de alto riesgo que derivaron en muertes evitables. Los medios lo llegaron a calificar como el “Lotocki entrerriano”, en referencia a casos similares de cirugías clandestinas con resultado fatal.

 

La condena del TOCC Nº1 reflejó, según la acusación, que Ojeda actuó con “dolo eventual”: sabía que operaba sin habilitación, en condiciones insalubres, sin el equipo indispensable, y aun así decidió llevar adelante las intervenciones.

La ciudadana uruguaya Iris Amaro.

 

El fallecimiento del médico cierra un capítulo judicial que dejó en evidencia la vulnerabilidad de muchos pacientes que recurren a “clínicas” informales en busca de tratamientos estéticos. También reaviva el debate sobre los controles sanitarios y la responsabilidad profesional en el ejercicio de la medicina.

 

Por ahora no se han difundido oficialmente las causas de la muerte de Ojeda, y la Fiscalía ni los familiares brindaron declaraciones públicas al respecto. El caso ya acumula condenas que pretendieron ser ejemplares, pero su desenlace añade una nueva vuelta de tuerca a una historia marcada por negligencias, riesgo sanitario y negligencia criminal. (Con información de DRU)

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