Internacionales Las torturas de Josef Fritzl

La historia del “monstruo de Austria”: 24 años de aterrador encierro en sótano

Durante 24 años, Elisabeth estuvo secuestrada por su propio padre en el sótano de su casa. El hombre la torturó y la violó por décadas y, producto de esos abusos, nacieron siete niños. En 2008 logró escapar y su historia recorrió el mundo.

2 de Febrero de 2022

Durante 24 años, Elisabeth Fritzl estuvo encerrada en el sótano de su casa, secuestrada por su propio padre. El hombre la torturó y la violó por décadas y, producto de esos abusos, nacieron siete niños. En 2008 la protagonista de este calvario logró escapar y pedir ayuda. Su historia recorrió el mundo y el nombre de Josef Fritzl pasaría a ser conocido como ‘el monstruo de Austria’. Con un juicio y una posterior condena, el hombre pasa hoy sus días tras las rejas, aunque su destino puede cambiar.

 

La historia de Elisabeth generó conmoción y durante mucho tiempo ocupó los titulares de los diarios del mundo, Trece años después, en 2021, su calvario fue llevado a la pantalla grande cuando se estrenó La chica en el sótano, un film que revela espeluznantes detalles.

 

 

El sótano contaba con 18 metros.

 

El 26 de abril del 2008 Elisabeth Fritzl volvió a sentir la brisa del aire libre. Se encontró con una sociedad totalmente desconocida: había teléfonos celulares, Internet y autos modernos. Nada de eso existía cuando la secuestraron. La joven, oriunda de Amstetten (Austria), había sido vista por última vez en 1984, cuando tenía 18 años.

 

Su padre, Josef Fritzl, fue el responsable del cautiverio de la entonces adolescente. Para llevar adelante su macabro plan, construyó durante seis años un sótano en su propia casa al que ningún miembro de su familia -compuesta por su esposa Rosemarie y sus seis hijos- tenía permitido acercarse.

 

 

Elisabeth tenía 18 años cuando fue secuestrada por su padre.

 

Gestar el horror

 

Este aparente ejemplar padre de familia guardaba varios secretos que tardaron décadas en salir a la luz. El hombre fue denunciado por violar a una mujer en 1967 y, por el delito, pasó un año y medio en la cárcel. Cuando recuperó la libertad, su esposa Rosemarie volvió a aceptarlo y reanudaron su vida como si nada hubiese pasado. En ese entonces, tenían tres hijos y al poco tiempo, le dieron la bienvenida a la cuarta, Elisabeth. A ella, le siguieron dos hermanos más.

 

A pesar de mostrarse como una familia tipo, los comportamientos abusivos y violentos eran moneda corriente puertas adentro del hogar de los Fritzl. Generar terror era una de las “habilidades” del padre y esposo, que centró toda su maldad en su cuarta hija, a la que desde muy pequeña comenzó a controlar y evitar que se acerque a la gente.

 

 

 

Interminable tormento

 

Pese a las restricciones de su padre, Elisabeth intentaba mantenerse lejos del hogar por un oscuro secreto que la atormentaba: él la violaba desde que tenía 11 años. Durante su adolescencia, decidió que eso se acabaría y planeó escapar de la casa. Primero comenzó a trabajar como camarera pare reunir dinero y hasta huyó a Viena con un amigo. Sin embargo, Josef la localizó y la trajo de nuevo al martirio.

 

Una tarde, mientras padre e hija se encontraban solos en la casa, él le pidió que lo ayudara con una tarea en el sótano. Ella accedió y esa fue la última vez que cruzó la puerta que dividía la vida de arriba con la de abajo.

 

 

Josef Fritzl también recibió cartas de amor tras su arresto y condena.

 

Espeluznante cautiverio

 

¿Cómo explicó Josef la ausencia de su hija? con una mentira. Según su relato, Elisabeth huyó para unirse a una comunidad religiosa. Si bien esto no sonaba muy creíble, con el paso del tiempo todos en la familia parecieron convencerse.

 

Solo Josef sabía la escalofriante verdad: él mismo había construido una habitación hermética de 18 metros cuadrados debajo de la casa. Sus conocimientos como ingeniero y promotor inmobiliario fueron claves para crear este espacio para un “perfecto” cautiverio. En el cuarto, con un precario baño y una cocina, no entraba la luz del sol y no se escuchaban sonidos del exterior.

 

 

Así era el sótano donde vivía la joven (Foto: BBC)

 

El infierno del sótano

 

En ese lugar Elisabeth conoció el infierno. No solo sufrió abusos sexuales y violencia, sino que además producto de las violaciones tuvo siete hijos. La primera fue una niña llamada Kerstin que nació en 1988. Le siguieron Stefan, Lisa, Monika, Alexander, Michael, Felix y Michael, quien murió al tercer día de vida. Según se supo años después, habría sido el propio Josef quien incineró los restos del bebé.

 

La crianza de los niños en el sótano, fue con mucha dedicación por parte de la joven madre. Fue ella misma quien les enseñó a leer y escribir y que intentaba a través de un pequeño televisor y un reproductor de video hacer que tengan una vida normal.

 

 

 

Los hijos

 

La llegada de los niños representó un problema para este monstruo, ya que le parecía que el sótano era demasiado pequeño para albergarlos e ideó un plan: llevarse a algunos de ellos a la vida de “arriba”. Para eso, obligó a su hija a que escriba una carta donde explicaba que en el culto donde estaba no podía criar a sus bebés y por eso los dejaba bajo el cuidado de sus abuelos. Esto no solo funcionó, sino que además reforzó la versión de que la joven estaba en una comunidad religiosa. De esta manera, tres de los pequeños pasaron a la otra parte de la vivienda y tuvieron una crianza “normal”.

 

El fin del calvario

 

Por un hecho fortuito, donde uno de los “hijos del sótano” se descompensó, Josef aceptó trasladarla al hospital. Días después, acompañó a Elisabeth a verla y ese fue el fin del calvario. Gracias a que la entonces mujer de 42 años en ese momento pudo hablar con los médicos, éstos llamaron a la Policía y detuvieron a su padre. Sin embargo, esa fue la punta del iceberg.

 

En cuanto al momento cúlmine de la historia real en donde la joven y sus hijos pudieron librarse de su secuestrador, el expediente judicial indica que sucedió cuando la salud de Kerstin era deplorable e incluía un cuadro de desnutrición, y debió ser llevada un hospital. Para no levantar sospechas, Josef permitió que su hija fuera a visitarla y allí intervino la Policía y la interrogó. Con mucho miedo, se animó a revelar lo que padeció.

 

 

 

Condenado a perpetua

 

Josef fue detenido en el preciso instante en el que Elisabeth denunció lo que vivió. Tanto la joven como sus hijos intentan desde 2008 rearmar sus vidas: se mudaron a otra ciudad de Austria y sus imágenes están resguardadas por las autoridades para evitar ser revictimizados.

 

Por su parte, el “monstruo de Austria” fue condenado a prisión perpetua el 19 de marzo de 2009. Actualmente, tiene 86 años y, a pesar de haber sido encontrado culpable, podría recuperar la libertad.

 

 

Fritzl dentro de una prisión austriaca por haber encerrado a su hija.

 

Libertad anticipada

 

A comienzos de 2022, el Tribunal Regional de Krems aprobó trasladarlo de la unidad especial para criminales dementes a una cárcel normal. Esto significa que el hombre ahora puede solicitar la llamada libertad anticipada, para salir cuando cumpla 15 años de su condena, algo que sucedería a principios del 2024. Este beneficio significaría que él pasaría menos tiempo encerrado que su hija, dato que generó una gran indignación social.

 

Más allá del paso del tiempo, el caso Fritzl en Austria y en el resto del mundo aún genera conmoción cada vez que surge alguna novedad y muchos recuerdan el calvario de la joven que conoció el infierno en su propia casa y cuyo demonio tenía la cara de su padre. Fuente: (La Nación)