El hall central de La Bombonera fue escenario de una de las despedidas más conmovedoras en la historia del fútbol argentino. Allí, entre aplausos, lágrimas y camisetas azul y oro, se desarrolló hasta este viernes el velorio de Miguel Ángel Russo, quien falleció el miércoles a los 69 años, rodeado de su familia.
Desde ayer, una interminable fila de hinchas se acercó a Brandsen 805, el corazón del barrio de La Boca, para rendir homenaje a quien fue una de las figuras más queridas y respetadas del fútbol nacional.
Un adiós multitudinario y respetuoso
El féretro del histórico DT fue ubicado en el hall central del estadio, rodeado de flores, banderas y camisetas que recordaban sus momentos más gloriosos.
Durante todo el día de ayer, el público ingresó en forma ordenada para despedir a Russo, símbolo de profesionalismo, humildad y pasión boquense.
“Lo de Miguel fue más que una carrera, fue una enseñanza. Fue un tipo noble, querido por todos”, comentó un hincha visiblemente emocionado mientras salía del estadio.
Cerca del mediodía, el plantel profesional de Boca, junto al cuerpo técnico y dirigentes del club, participó de una ceremonia privada en la que compartieron unos minutos de recogimiento y silencio antes de la apertura al público.
Un legado eterno en el fútbol argentino
Miguel Ángel Russo dejó una huella imborrable en Boca Juniors y en todo el fútbol argentino. Dirigió al club en dos etapas, consiguiendo títulos locales e internacionales, entre ellos la recordada Copa Libertadores de 2007, junto a Juan Román Riquelme.
Su carrera también se destacó por su paso exitoso por Estudiantes de La Plata, Lanús, Vélez, Central y otros equipos donde dejó la misma impronta de trabajo y respeto.
El entrenador enfrentó con entereza una larga lucha contra el cáncer, que nunca le impidió mantenerse cerca del fútbol. Su fortaleza y humildad lo convirtieron en un ejemplo para colegas, jugadores e hinchas.
“Fue un caballero del fútbol, un tipo querido por todos los planteles que dirigió. Nos enseñó que se puede ganar sin perder la nobleza”, escribió un exdirigente de Boca en redes sociales.
El cierre de una jornada histórica
Si bien inicialmente se evaluó continuar el velatorio el viernes, la familia de Russo decidió realizar una jornada única, reservando el día siguiente para una ceremonia íntima.
Durante el homenaje, se pidió no tomar fotos ni grabar videos, en respeto a la intimidad de la familia.
Tras el cierre, el cuerpo del entrenador fue trasladado al crematorio del Jardín de Paz, donde se realizó la ceremonia de incineración.
Según confirmaron desde su entorno, las cenizas de Russo serán distribuidas en lugares significativos de su vida, entre ellos espacios vinculados a su trayectoria futbolística y afectiva.
“La decisión del entorno de Miguelo, junto al club, fue que el velorio se hiciera en La Bombonera, el lugar que lo vio consagrarse y donde más feliz fue”, destacaron allegados.
Con esta despedida, Boca Juniors suspendió todas sus actividades deportivas y culturales, y puso a disposición su estructura para acompañar a la familia en este momento de profundo dolor.
El fútbol argentino despide así a una de sus glorias más queridas, un símbolo de trabajo, humildad y respeto que trasciende los colores.