El avance de internet y los nuevos hábitos de lectura han cambiado radicalmente el panorama para los kioscos de diarios y revistas. Un claro ejemplo de este fenómeno se encuentra en un pequeño kiosco en la Feria de calle Salta y Nogoyá, donde los vendedores de prensa se han visto obligados a reinventarse para no desaparecer.
Miguel, uno de los encargados del lugar, relató con nostalgia: “No se vende como antes, ahora es mucho menos”. Las ventas de diarios vienen cayendo desde hace años y el cambio de comportamiento de los consumidores es innegable. Jorge, otro kiosquero, reflexionó sobre el impacto de la digitalización: “Los diarios vienen con menos hojas, esto es en parte por la digitalización y que todo está al instante. La gente grande sigue comprando el diario por costumbre”.
Aunque los titulares de las portadas ya no generan el mismo furor que antes, los kiosqueros encontraron alternativas para sobrevivir. La venta de revistas, especialmente aquellas dedicadas a coleccionistas de autos y libros, ha aumentado considerablemente.
Sin embargo, el trabajo de un kiosquero sigue siendo arduo. Jorge contó cómo comienza su jornada muy temprano para repartir los diarios fijos que tienen que entregar. “Después de repartir, abrimos el puesto y es recién al mediodía cuando empieza a moverse un poco más porque es la hora en que llegan los diarios”, dijo con un suspiro.