Policiales El hombre fue condenado

“Si antes me daba miedo salir a la calle, ahora me da pánico”, dijo mujer abusada por su expareja

Un empleado municipal de San Salvador fue condenado el a ocho años de prisión, por delitos de abuso sexual cometidos contra su ex pareja. La víctima publicó una carta abierta a la comunidad y pidió cuidar a las víctimas de estos hechos.

29 de Mayo de 2025
Violencia de género Ilustrativa

Carta abierta de mujer abusada. La Justicia condenó a un empleado municipal de San Salvador a ocho años de prisión por delitos de abuso sexual cometidos contra su ex pareja. La sentencia fue dictada por el tribunal unipersonal de los Tribunales de Concordia, en un fallo que marcó el cierre de un proceso judicial iniciado meses atrás y que tuvo su etapa central en abril.

 

El caso estuvo caratulado como "Abuso sexual con acceso carnal reiterado, mediando un contexto de violencia de género (Arts. 119 primer y tercer párrafos del Código Penal)", según confirmaron fuentes judiciales. La denunciante relató en sede judicial diversos episodios de abuso, sometimiento y humillaciones que habría sufrido durante su relación con el ahora condenado, en un contexto sostenido de violencia de género.

 

La mujer, cuya identidad se mantiene reservada para proteger su integridad, decidió hacer pública una carta abierta en la que expresó su agradecimiento hacia quienes la apoyaron durante el proceso, especialmente a su abogad, Maximiliano Vinacur, y a los fiscales de la jurisdicción, Fernando Méndez y Agustina Solé.

 

“No hay que tener miedo a denunciar, pero también es importante cuidar a las personas que hemos sido víctimas”

En su carta, la víctima reflexiona sobre lo vivido y el significado de haber obtenido justicia: “Desde el comienzo del hecho, hay quienes han puesto en duda mi credibilidad, hoy la justicia dijo que tenía razón”. Su testimonio expone no solo el calvario personal atravesado, sino también la presión

 

El impacto emocional sigue siendo profundo. “Si antes me daba miedo salir a la calle, ahora me da pánico, tengo episodios de hipervigilancia y angustia desmesurada, y lo único que quiero es poder recuperarme para retomar la vida normal que tenía antes de decidir contar lo que me pasaba”, escribió, dejando en evidencia que el daño persiste más allá del fallo judicial.

 

Su llamado a la sociedad es claro: pide que las víctimas no sean revictimizadas ni convertidas en blanco de comentarios morbosos o maliciosos. “No hay que tener miedo a denunciar, pero también es importante cuidar a las personas que hemos sido víctimas y no que la gente diga lo que le dé la gana y haga de una vivencia horrible, un espectáculo teatral inventando audios y mentiras que sólo alimentan el morbo y generan más dolor”.

 

La condena a ocho años de prisión fue recibida como un acto de justicia, pero la propia víctima dejó en claro que se trata apenas de un paso más en un largo camino hacia la recuperación. En sus palabras finales, recuerda a la comunidad que “el respeto a la víctima no es un favor, es un derecho. Y la justicia ya me dio la razón”.

 

La carta:

“Me dirijo a ustedes con el motivo de invitarlos a reflexionar sobre lo resuelto en el marco del proceso seguido a mi ex pareja que terminara condenado a 8 años de prisión, sentencia emanada por el tribunal unipersonal de la ciudad de Concordia. Para ello, los invito a mirar este vínculo desde mi perspectiva, la damnificada:

Desde el comienzo del hecho, hay quienes han puesto en duda mi credibilidad, hoy la justicia dijo que tenía razón.

En el momento que decidí salir del infierno, mi abogado, el Dr. Maximiliano Vinacur, quien me ha prestado sus servicios desinteresadamente, me acompañó en este duro proceso para lograr cerrar un capitulo terrible de mi vida. Quiero agradecer también a los fiscales de nuestra jurisdicción Dr. Fernando Méndez y Dra. Agustina Solé por escucharme, creerme y acompañarme en esta lucha de intenso dolor irreparable tanto a mi como de mi familia.

 

Si me preguntan cómo estoy a partir de esta situación, si antes me daba miedo salir a la calle, ahora me da pánico, tengo episodios de hipervigilancia y angustia desmesurada, y lo único que quiero es poder recuperarme para retomar la vida normal que tenía antes de decidir contar lo que me pasaba.

 

Esta vez fui yo, pero no me gustaría que el día de mañana, la dañada sea otra y luego de una situación tan dolorosa, deba sufrir también toda la familia. No hay que tener miedo a denunciar, pero también es importante cuidar a las personas que hemos sido víctimas y no que la gente diga lo que le dé la gana y haga de una vivencia horrible, traumática y todos los adjetivos que creo hasta ustedes saben utilizar más que yo, un espectáculo teatral inventando audios y mentiras que sólo alimentan el morbo y generan más dolor.

 

El respeto a la víctima no es un favor, es un derecho. Y la justicia ya me dio la razón”. Fuente: Mercurio Noticias

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