A los seis años, Agostina Holzheier ya mostraba que el fútbol era parte de su vida. Junto a su mamá, Norma, acompañaba a su hermano Álvaro a un torneo de verano en un pueblo cercano a Crespo, Entre Ríos. Aunque el campeonato era para varones y de la categoría de su hermano, Norma llevó los botines para ambos. El equipo de Álvaro no lograba romper el empate y alguien le preguntó a Agostina si quería entrar. Ella dijo que sí. En una de sus primeras intervenciones, gambeteó a dos rivales, asistió a su hermano y él convirtió.
Desde España, donde vive actualmente, Álvaro recuerda aquel momento con una mezcla de nostalgia y admiración: “Hizo lo que hace ahora. Limpió la jugada y me dio el pase-gol. Me acuerdo de que lo festejé y ella vino corriendo a abrazarme como diciendo: ‘¡Mirá lo que hice!’”.
Hoy, Agostina forma parte del seleccionado argentino que avanza firme en la Copa América: ganó sus cuatro partidos del grupo A, jugará semifinales ante Colombia y ya aseguró su lugar en los Juegos Panamericanos. El equipo buscará ahora meterse en la final para lograr un boleto a los Juegos Olímpicos. Holzheier, nacida el 30 de septiembre de 2003, tiene 21 años y ha sido clave como recambio desde el banco.
Una historia familiar atravesada por el fútbol
Los datos refuerzan su impacto: cinco de los seis goles de Argentina en el torneo fueron producto de intervenciones directas de suplentes. Dos jugadoras marcaron (Florencia Bonsegundo y Yamila Rodríguez) y cinco dieron asistencias. Una de ellas fue Agostina. Como en aquella jugada con su hermano.
Reservada, poco afecta a los medios, casi no ha dado entrevistas. “Es aburrida”, bromea Franco Muscogorry, su novio y entrenador de arqueras en Racing. Y agrega: “Eso es bueno para su carrera. No toma alcohol, no le gusta salir de noche. Es muy aplicada con el descanso, con las comidas. Es superfamiliera. Y no extraña Crespo porque está viviendo uno de los mejores momentos de su carrera”.
La familia Holzheier respira fútbol. Norma y Alcides tuvieron cuatro hijos: Alcides (defensor y luego arquero), Alejandro (defensor), Álvaro (delantero) y Agostina, la única que llegó a la élite. “Jugaban a la pelota ya con pañales”, suele decir Norma. La más chica fue la que logró llegar a Primera División.
De los partidos en el garaje a la Liga Paranaense
Álvaro y Alejandro jugaron un tiempo en Unión de Santa Fe. Álvaro también pasó por Patronato, antes de emigrar a España para jugar en una liga semiprofesional. Hoy trabaja en la construcción y tiene una marca de alfajores. Él fue quien más compartió cancha con Agostina. “Mi mamá no quería que jugáramos mucho en casa. Así que en el garaje armábamos una cancha, las puertas eran los arcos y le dábamos ahí con una pelotita de tenis. La Agostina se prendió de chiquita”, cuenta.
En Crespo, ciudad de poco más de 24 mil habitantes donde también nació Gabriel Heinze, Agostina pronto se destacó. Jugó en el Club Cultural y luego en el Club Atlético Unión, donde su entrenador Diego Faisal la dirigió tanto en fútbol masculino infantil como en la Primera femenina.
“Era la figura junto a Jabes Saralegui, que debutó en Boca y hoy está en Tigre”, recuerda Faisal. Y agrega: “Eran los primeros elegidos en el pan y queso. Siempre me decían: ‘Qué bien juega la nena’. La respetaban mucho. Jugó en Liga Paranaense con varones desde los 7 hasta los 13. Era la única. Pateaba tiros libres con las dos piernas. Después, en femenino, siempre fue goleadora y campeona”.
River, la selección y el salto profesional
Tras destacarse en torneos nacionales y provinciales, Agostina pasó por River, fue convocada a las selecciones Sub 17 y Sub 20, y luego jugó en Grêmio de Brasil. Más tarde, volvió a la Argentina para incorporarse a Racing Club.
“Me sirvió la experiencia”, dijo en su momento sobre su paso por el fútbol brasileño. Y ante la convocatoria a la Copa América, resumió: “Estoy contenta”. De respuestas breves y sonrisa tímida, Agostina prefiere hablar en la cancha. Llegó a Racing a mediados de 2023 y, aunque sumaba pocos partidos como titular, rápidamente se hizo notar.
En el club de Avellaneda destacan su capacidad técnica: controla, pasa, gambetea y remata con ambas piernas. Se destaca por su velocidad, especialmente en los primeros 20 metros. Entre los aspectos a mejorar, apuntan el juego asociado, el ataque a los espacios y su participación sin pelota. Tiene contrato vigente hasta diciembre de 2025.
Números que respaldan y una vida fuera del foco
En la temporada pasada, Racing fue subcampeón en dos torneos y Agostina fue determinante. Junto a la uruguaya Sindy Ramírez y Rocío Bueno, anotaron 52 goles. En el actual torneo, la Academia terminó décima. A pesar del rendimiento colectivo, su impacto sigue siendo alto. En 113 minutos jugados en la Copa América, Holzheier suma siete remates y tres pases clave, ubicándose cuarta en ese rubro en la selección. Además, es quien más traslada la pelota y la más golpeada por las rivales.
Su vida fuera del fútbol también refleja su estilo. Festejó sus 15 años con vestido y pelota. Tras la pandemia, se mudó a Buenos Aires. En Racing, su amiga Serena Rodríguez es su compañera de mates y tiempo libre. Además, Agostina tiene un emprendimiento de sushi junto a su novio Franco: se llama Sushigol (@sushiigol) y tiene como logo un sashimi con pelota de fútbol.
“Agos es lo más dulce y bueno que hay. Pero odia dar notas”, dice Franco en reproducción de La Nacion. La familia de él también la apoya en todo lo que hace. Y desde España, Álvaro cierra con una frase que resume el orgullo que sienten todos: “Todos teníamos el sueño de estar en primera y la que llegó fue la última hija, que lo cumplió. Lo vivimos como un sueño propio”.