Fin a baja de retenciones: venta récord de granos y dólares. El sector agroexportador atraviesa un pico de actividad inusual para esta época del año. Con el cambio en el esquema de derechos de exportación (DEX) previsto para el 1 de julio, productores y empresas agroindustriales aceleraron ventas de soja y maíz, generando un volumen sin precedentes. Según estimaciones privadas, la liquidación de divisas podría ubicarse entre los u$s4.500 y u$s5.500 millones, una cifra récord para un mes de junio.
La medida oficial que determinó el regreso al 33% de retenciones para la soja y la finalización de la alícuota reducida para el maíz generó una fuerte presión comercial. A solo nueve días hábiles del cambio, se registraron exportaciones por 7,9 millones de toneladas de granos y subproductos, el doble del promedio histórico para este período.
Contrarreloj para cerrar ventas y asegurar precios
El análisis del mercado revela un comportamiento acelerado por parte de los productores, que buscan evitar el impacto fiscal y asegurar precios competitivos antes del cambio de régimen. Las cifras oficiales indican que, al 12 de junio, se exportaron 3,5 millones de toneladas de maíz, 2,2 millones de harina de soja, 1,04 millones de poroto y 469 mil toneladas de aceite.
El valor FOB declarado ya suma u$s2.300 millones, pero las proyecciones apuntan a superar ampliamente ese monto. Según analistas, si se sostiene el ritmo actual y los precios internacionales, las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) podrían alcanzar hasta 10 millones de toneladas, consolidando una liquidación histórica.
Además del componente impositivo, el empuje de las ventas se ve potenciado por una cosecha de soja que superó expectativas. “No es el mejor momento de precios, pero sí una oportunidad fiscal única”, evaluó un operador del mercado.
Perspectivas, tensiones y dudas para el segundo semestre
El contexto internacional, con subas en el precio del petróleo por la tensión en Medio Oriente, también contribuyó a impulsar las ventas agrícolas. Frente a la incertidumbre, el mercado reaccionó con rapidez. “Desde fines de mayo hubo un salto notable: de 400.000 a más de 500.000 toneladas diarias”, detalló el consultor Javier Preciado Patiño en diálogo con Ámbito.
No obstante, el escenario a partir del 1 de julio es incierto. Con el 70% de la soja aún sin precio fijado, la suba de retenciones podría limitar la capacidad de pago de la exportación, afectando los valores internos. Preciado Patiño incluso advirtió que “alguien en el mercado apuesta por la continuidad del 26% de DEX” más allá de esa fecha, lo que revela especulación en torno a una posible prórroga.
Por ahora, el Gobierno solo confirmó la extensión del beneficio fiscal para trigo y cebada, mientras que el maíz sigue bajo análisis. Esta indefinición mantiene en alerta al sector, que necesita previsibilidad para planificar operaciones logísticas y comerciales, según indicó Ámbito.
El agro como sostén del equilibrio externo
En un semestre marcado por restricciones fiscales y necesidades de divisas, el ingreso de dólares del agro aparece como una herramienta clave para el Ejecutivo. Las terminales portuarias trabajan a máxima capacidad, las plantas de molienda aumentan turnos y los productores ajustan tiempos de entrega para no perder la ventana fiscal.
De confirmarse las proyecciones, junio no solo marcará un récord de liquidación mensual, sino que reforzará el rol estratégico del campo como principal motor de la economía argentina. Pero también encenderá una señal de alerta: sin previsibilidad en las reglas de juego, los incentivos a producir y exportar pueden verse comprometidos en el segundo semestre.