Abuela que convirtió su casa en un comedor comunitario cumplió 90 años. De sonrisa amplia y mirada apacible, Elvira Mercedes Millañanco representa la raíz de una gran familia.
Es madre de 14 hijos, abuela de 45 nietos, bisabuela de 24 y tatarabuela de 16. Nacida en Quillén, vivió siempre en la provincia de Neuquén y se convirtió en una vecina entrañable del barrio Unión de Mayo.
El miércoles pasado, el barrio celebró su cumpleaños número 90 con un gran festejo en su casa de la calle Paso de los Andes 1016. Allí, hijos, nietos, bisnietos, amigos y vecinos se reunieron para homenajearla. No faltaron las visitas de los efectivos de la Comisaría 21 ni el saludo especial del gobernador Rolando Figueroa, que envió un mensaje grabado para destacar su historia de vida y compromiso comunitario.
La sorpresa más emotiva llegó temprano, cuando minutos antes de las 8 de la mañana tocó la puerta el intendente Mariano Gaido. “Le conté el día anterior, en una reunión familiar. Le dije: ‘Mi mamá va a cumplir 90 años y sería muy lindo que puedas visitarla’. Fue una sorpresa. Pasó por acá y le regaló un equipo de mate”, relató Gustavo Ancafil, uno de sus hijos.
El legado del comedor comunitario
Elvira no solo es recordada por su gran familia, sino también por el comedor comunitario que sostuvo con sus propias manos durante la crisis de 2001. En los años más duros, llegó a alimentar a más de 400 vecinos a diario, con lo que muchos recuerdan como “pan de amor”. Su tarea solidaria se extendió hasta 2012.
“La gente la quiere y se acuerda de ella también por eso”, destacó su hijo. Ese trabajo convirtió su hogar en un refugio y la consolidó como símbolo de la solidaridad barrial.
Nacida en la zona cordillerana, entre Aluminé y Ruca Choroi, Elvira supo combinar la fuerza y humildad de las mujeres del interior con el compromiso comunitario. Con los años, se transformó en un pilar del barrio Unión de Mayo, donde es querida y respetada por todos.
Vitalidad y celebración en familia
Los festejos comenzaron temprano y se extendieron hasta la noche, con chivitos, torta, risas y emociones compartidas. “Es una persona muy amable, le gusta cocinar y lavar las cosas. De salud anda muy bien. Camina con un andador y sin andador también. ¡Tiene una vitalidad! Podría dormir más y, sin embargo, se levanta todos los días a las 4 de la mañana. Entonces toma té y escucha la radio”, contó su hijo Gustavo.
Durante la jornada, recibió la visita de familiares y representantes de instituciones locales que no quisieron perderse el homenaje. Hubo fotos, abrazos y recuerdos compartidos que reflejaron la importancia de Elvira en la vida de su comunidad.
La torta, el brindis y las lágrimas de emoción coronaron un cumpleaños inolvidable. Desde su lugar en la cabecera de la mesa, Elvira miró con ternura a su descendencia, esa enorme familia que comenzó con ella y que hoy es parte del alma del barrio Unión de Mayo. (Con información de La Mañana de Neuquén)