Diego Buschiazzo fue alcanzado por una bala perdida el 7 de diciembre de 2015 durante un tiroteo entre bandas antagónicas registrado en la esquina de Soler y Vucetich, a media cuadra de comisaría Cuarta de Paraná.
Era jugador de fútbol. Había comenzado a dar los primeros pasos en Universitario, supo vestir las camisetas de Patronato y Colón de Santa Fe, y después la de Instituto. Pero un hecho que por poco no fue una tragedia le cambió la vida.
A poco más de dos años del lamentable episodio, el ex jugador de Instituto, estuvo en <i>A media mañana</i> el programa que se emite por <i>Elonce TV</i> para contar cómo sigue adelante y cuáles son sus mayores deseos.
"Íbamos a hacer un asado para festejar que habíamos salido campeones, así que fui a comprar leña, estaba esperando a que me atiendan, en la puerta, y sentí el balazo... Era un tiro por el guachazo tan fuerte que sentí en el hombro", rememoró.
Según pudo asegurar, no vio nada, solo escuchó los disparos y que uno lo había alcanzado. "La bala vino rebotada, porque si venía directamente... no estaría acá", advirtió.
De acuerdo a lo que recuerda, otra de las personas que se encontraba en el lugar, le dijo que se tire al piso, él se acostó y esperó la llegada de la ambulancia. Después, su mente queda en blanco y solo sabe que despertó en la sala de terapia intensiva del hospital San Martín de Paraná.
Cuando se le consultó qué sintió después de aquel episodio, acotó: "Es una sensación rara, porque pensar que estas al borde de la muerte, es algo muy feo".
<h5>El mensaje para su hijo a punto de nacer</h5>
Cuando balearon a Buschiazzo, su esposa, Eugenia, estaba a un mes de dar a luz al primer hijo de ambos.
"Ella fue muy fuerte. Fue mi compañera, estuvo siempre presente conmigo, tanto ella como mucha gente que oró y acompañó a mi familia, todos se portaron de maravilla", agradeció.
El hombre de 32 años confesó que en la intimidad de la pareja prefieren no hablar del tema. Solo sabe que lo que ella le comentó en algún momento: "que vino un chico corriendo y le preguntó si ahí vivía el chico que había ido a comprar leña... porque le pegaron un tiro".
La mujer estaba junto al padre de Buschiazzo en ese momento. "Ellos no sabían qué hacer, mi papá salió corriendo, y ella, caminando, no llegó a verme sino hasta cuando llegue al hospital", agregó.
Diego sabía que cuando vio a su padre, le dijo unas palabras, pero no recordaba qué. Cuando despertó y de a poco fue reconstruyendo aquellos momentos, esas palabras habían sido: "Decile a Estefano que no se va a quedar sin papá, que la voy a pelear. Que se quede tranquilo".
Es que a Estefano le faltaba un mes para nacer.
<h5>Volver a empezar</h5>
Diego ya tiene 32 años.
Tras el accidente, tuvo que soportar las distintas secuelas que le dejaron las operaciones para extraerle el proyectil y la posterior rehabilitación. Bajó 15 kilos, tuvo que usar sillas de ruedas para trasladarse, y luego andador porque "no tenía fuerzas? No podía caminar porque sentía muchos mareos".
"Comía apurado, como un nene, me metía toda la comida junta a la boca? hasta que de a poco fui volviendo a la normalidad", rememoró.
Hoy por hoy, trabaja en Vialidad provincial y juega para Avenida Distribución en un campeonato libre que organiza Ceberpa.
"Instituto va a jugar el Federal C y los chicos me invitaron, pero la verdad que no tengo ganas, porque entrenar me lleva toda la semana, y ahora quiero disfrutar de mi hijo", reconoció.
"Mi sueño es que mi hijo crezca sano, que nada le pase, y que sea feliz", reveló. "El viernes cumplió dos años. Él es mi motor, es todo para mí", y una sonrisa se dibuja en su rostro al hablar de su primogénito.
Es que según reconoció, mientras estuvo internado, "no le daba valor, como que todavía no tenía conocimiento de que era mi hijo, no caía, hasta que fui entrando de nuevo a la realidad, y hoy, mi hijo es todo para mí", subrayó.
<h5>Y seguir adelante</h5>
"A la leñería no volví mas, ni siquiera a saludar al chico que me atendió", reconoció. Pero sigue en el mismo barrio. "Hacía seis meses que estaba en ese barrio, y según dicen, nunca había pasado algo así", comentó.
De acuerdo a lo que contó, la cicatriz que le quedó en el cuello, "le jode un poco", pero según supo valorar: "si Dios me puso esta cruz en el camino, por algo fue. Ya ahora, es salir adelante y disfrutar de mi familia y toda la gente que me apoyó".
Diego no tiene más que palabras de agradecimiento para con todos los que lo acompañaron a él y a su familia.
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