Antonella Van Der Veen (23) nació en Laboulaye, una ciudad ubicada a 380 kilómetros al sudeste de Córdoba capital. Tiene parálisis cerebral y gracias a la ayuda y contención de su hermana y cuñado, logró cumplir uno de sus sueños: recorrer Laboulaye en una bicicleta adaptada.
Para lograr ese objetivo, contó con la colaboración del Ministerio cordobés de Desarrollo Social.
El 27 de abril, la familia viajó a Córdoba para buscar la bicicleta. "Fue un viaje distinto. Cuando llegamos de regreso a la ciudad, enseguida dimos una vueltita por el barrio. Al día siguiente nos fuimos al centro. Llovía y Anto se mojaba, pero se reía feliz, fue hermoso", detalló Natalia, la hermana de la joven al diario <i>Puntal</i>.
Anto nació con parálisis cerebral. Desde muy niña supo de adversidades. Con una mamá ausente, su hermana Natalia y su papá fueron quienes la criaron. "Ella es mi hermana, pero también mi hija del corazón. Fue amor a primera vista. Cuando mi padre murió yo me quedé con ella. Mi prioridad es que Anto sea feliz y que no deje de soñar", señala Natalia.
Esta mujer que formó una familia junto a Pablo Formini y al pequeño Juan Ignacio es el sostén más importante de Antonela, quien desde su silla de ruedas lanza un nuevo desafío a cada momento.
<h5>Desafíos</h5>
La joven laboulayense sorprendió ahora a la familia con una nueva propuesta: "Ya que tengo la bicicleta quiero correr maratones", le dijo a su hermana. "Y bueno, tendré que ponerme en forma para correr con Anto", dice entusiasmada Natalia. Su esposo e hijo de 5 años son compinches de todas las aventuras.
Antonela egresó en 2015 del Instituto Arco Iris de Laboulaye. En la actualidad concurre a un centro terapéutico. "Nosotros hacemos lo posible para que ella haga todas las actividades que quiera. Hasta hizo tela en un tiempo. Ahora va por las maratones y también sueña con bucear", dice orgullosa Natalia.
Consultada si hoy Antonela necesita algo para su bienestar, menciona que desde hace 5 años esperan por una nueva silla de ruedas postural. "Ya hablamos con el Ministerio y confiamos en recibirla".
Por último, Natalia aclara que deciden contar su historia para incentivar a otros a luchar. "A Anto le alimentamos la idea de que se vive para algo, y que hay que tener todos los días sueños para ser feliz. El 'no podemos' no existe", sentencia la mujer.