Fiorella Furlán era una joven de 22 años y estudiante de economía. El 14 de diciembre del año pasado, fue arrastrada con su auto por las aguas del arroyo Antoñico de la ciudad de Paraná en medio de un fuerte temporal de lluvia y viento.
Su caso conmovió a todo una ciudad que <a href='https://www.elonce.com/secciones/parana/610329-la-bnsqueda-de-fiorella-en-imnagenes.htm' target='_blank'>se unió en su búsqueda </a>y en cadenas de oraciones.
Fiorella perdió el control de su vehículo cuando circulaba un sábado por la tarde por calle Gálvez, a pocos metros de la avenida Ramírez. En ese momento, un fuerte temporal se había desatado en la capital entrerriana. Mientras la joven cruzaba el arroyo Antoñico, que estaba crecido por las precipitaciones, que acumularon unos 200 milímetros en pocas horas, cayó desde el puente.
Una última comunicación telefónica que Fiorella mantuvo con su padre, dio inicio a una intensa búsqueda que tuvo el final no deseado.
El automóvil Suzuki Swift de la joven fue encontrado vacío con su parabrisas roto horas después, a 300 metros del puente donde cayó, por lo que existían esperanzas de encontrarla con vida. Pero dos días después, el 16 de diciembre, encontraron su cuerpo en las aguas del río Paraná, en la zona de Bajada Grande, a unos 8 kilómetros de dónde se produjo la caída desde el puente.
La autopsia confirmó que Furlán falleció como consecuencia de asfixia por inmersión.