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Rugbier le salvó la vida a un rival en pleno juego y tuvieron un emotivo reencuentro

En un partido de rugby en Mar del Plata, Ezequiel Echeveste actuó con rapidez para reanimar a Lucas Cedarry, quien sufrió un paro cardiorrespiratorio tras un fuerte golpe. "No hay forma de agradecer lo que hizo", dijo el jugador de 23 años.

14 de Agosto de 2025
Rugbier le salvó la vida a un rival en pleno juego.

Rugbier le salvó la vida a un rival en pleno juego y tuvieron un emotivo reencuentro. El silencio era abrumador en el campo de rugby del club San Ignacio. Solo lo rompía la voz metálica del desfibrilador automático que ordenaba: "Continúe con la RCP". En medio de la tensión, Ezequiel Echeveste, pilar del equipo local, no perdía el ritmo de las compresiones torácicas sobre el pecho de un jugador rival. Lucas Cedarry, de 23 años, había recibido un golpe tras ser tackleado en carrera. Comenzó a convulsionar y, en cuestión de segundos, dejó de respirar.

 

El médico del encuentro corrió al centro de la cancha al ver que el joven se ponía rígido y se sacudía violentamente. El tono de su piel cambió: "se puso violeta enseguida". Apenas confirmaron que no respiraba, Echeveste, que no había visto la jugada porque "salía de un scrum", reaccionó de inmediato.

 

Guardavidas de profesión, además de rugbier, aplicó las técnicas aprendidas en cursos de primeros auxilios. Mientras alguien traía el DEA (Desfibrilador Externo Automático), un dispositivo que ayuda a restablecer el ritmo cardíaco en casos de paro cardiorrespiratorio, se preparó para el rescate.

Una carrera contra el tiempo

Echeveste se arrodilló, entrelazó sus dedos y, con una mano sobre la otra, siguió el compás de las compresiones ciclo tras ciclo, hasta que, en el quinto, Lucas tomó aire en una bocanada profunda.

 

El joven no despertó en ese momento, pero volvió a respirar. La ambulancia lo trasladó al Hospital Privado de la Comunidad (HPC) de Mar del Plata, donde recién recuperó el sentido esa noche. "Se me apagó la tele y se volvió a prender en el hospital", contó después. De aquel momento en la cancha, solo recuerda: "Me acuerdo que me la pasan -la pelota- y nada más".

 

El episodio ocurrió el sábado pasado, a los 16 minutos del primer tiempo de un partido de la división Intermedia —equivalente a la Reserva— entre San Ignacio y Sporting, del rugby marplatense. Cedarry, oriundo de Mar de las Pampas y residente en Mar del Plata para estudiar educación física, quedó tendido en el suelo tras el impacto.

Capacitación y sangre fría

Ambos protagonistas compartieron su experiencia con Clarín y se sorprendieron por la repercusión: sus redes sociales se llenaron de mensajes y felicitaciones. “Me formé como guardavidas en 2007 y 2008, la capacitación inicial en RCP era básica, pero después seguí capacitándome por mi cuenta. El club también nos instruye a jugadores y entrenadores. Hace un mes tuvimos una capacitación. Saber maniobras de primeros auxilios es clave, eso me ayudó a mantener la frialdad”, relató Echeveste.

 

El pilar describió que, al ver las convulsiones, lo puso "de costado para que no se ahogara y después de una última convulsión, ya inconsciente, no se movía. El médico le tomó los signos vitales, no respiraba ni tenía pulso, se puso violeta, ahí no dudé e inicié RCP".

 

En la maniobra participaron integrantes de la Fundación Desfibrilar, que ayudaron a colocar los parches del DEA. El médico instaló una vía respiratoria mientras Echeveste continuaba con las compresiones "hasta que Lucas pegó la bocanada de aire". "Entonces me volvió el alma al cuerpo", resumió.

 

Final feliz y un asado pendiente

Pasaron 25 minutos de tensión absoluta hasta que la ambulancia llegó al predio de San Ignacio, en la zona de Valle Hermoso, al sudoeste de Mar del Plata. En el hospital, los estudios confirmaron que Cedarry no sufrió lesiones cerebrales ni secuelas. El lunes recibió el alta médica.

 

"Voy reconstruyendo la película por todo lo que me cuentan. Como no me acordaba de nada, en realidad, no me acuerdo de nada, no me daba cuenta de la magnitud", explicó Lucas, quien luego posó junto a Ezequiel para unas fotos en la playa La Perla.

 

El encuentro dejó también una invitación especial: hay un asado prometido en Mar de las Pampas. "Mi viejo lo invitó apenas lo vio. Pero no hay forma de agradecer lo que hizo, algo increíble. Como suele decirse, fue mi ángel de la guarda", cerró Lucas.

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