En abril de 1895, se firmó en Génova (Italia) un contrato entre el vecino de Paraná, León Sola y el regio comendador don Domingo Di Carli, para construir una estatua gigantesca de San Pedro, de 4,50 metros de altura desde la planta hasta la extremidad de la mano derecha, levantada sobre un pedestal de 1.50 metros, en mármol blanco de igual calidad al de la estatua de Cristóbal Colón, erigida en la plaza Agua Verde, de dicha ciudad y copia fiel de la existente en la Basílica de San Pedro en Roma. El precio convenido de la obra ascendía a 16 mil francos.
Es una pieza que el escultor italiano Domingo Di Carli esculpió en Génova. Antes de ponerse manos a la obra, el artista le contó en una carta a un industrial paranaense que estaba "por esbozar un colosal bloque de mármol (de Carrara) que parece casi una montaña".
La llegada de la estatua gigante a Paraná y la leyenda que la ciudad levantó en torno al San Pedro que fue erigido en la catedral, fueron contados a Elonce TV por el docente e historiador Juan Battistutti.