Sociedad

Caso de la Locomotora Oliveras: Qué es un ACV, cómo se previene y por qué es importante actuar rápido

Raúl Rodolfo Maehara, neurocirujano, explicó que el 90% de los ACV se pueden prevenir modificando los factores de riesgo: la presión, el colesterol, diabetes, obesidad, sedentarismo, tabaco y alcohol”.

24 de Julio de 2025
El Ventilador

REDACCIÓN ELONCE

El caso de Alejandra “Locomotora” Oliveras, internada en estado crítico tras sufrir un ACV irreversible, volvió a encender las alarmas sobre una de las principales causas de muerte y discapacidad en nuestro país.

 

¿Qué sabemos realmente sobre los accidentes cerebrovasculares? ¿Y cuánto influye poder actuar rápido ante los primeros síntomas?

 

El ACV puede afectar a cualquier persona, en cualquier momento, y en la mayoría de los casos se relaciona con factores prevenibles como la hipertensión, el colesterol alto o el tabaquismo. Aun así, muchas veces los síntomas se subestiman y se pierde un tiempo vital.

 

En contextos de crisis, el acceso al tratamiento, la rehabilitación y los controles médicos se vuelve más difícil. Reconocer los signos de alerta y garantizar una atención rápida puede salvar vidas.

 

El tema fue debatido en el programa El Ventilador, de Elonce.

 

Raúl Rodolfo Maehara, neurocirujano, explicó que “el ACV hemorrágico es cuando se produce una hemorragia dentro del cerebro, por rotura de alguna arteria por distintas patologías”, en tanto, lo diferenció del ACV isquémico, que es el más frecuente, es el 85% de los ACV, que “se produce cuando se tapa una arteria. Se tapa por distintas causas, que pueden ser propias de las arterias del cerebro. Se genera una alteración en el flujo de la sangre, eso hace que se coagule y ese coágulo tape la arteria. También puede ser por un trombo, un coágulo, que viaja desde otra parte del cuerpo, que se puede producir por ejemplo en el corazón, por una arritmia o rotura de una arteria y demás, que genera trombos que pueden viajar y tapar una arteria cerebral”.

 

Dijo que el ACV “le puede pasar a cualquier persona a cualquier edad, si bien es mucho más común que suceda después de los 55 años y en personas con factores de riesgo. Los hombres tienen más posibilidad de tener un ACV que las mujeres. También influye la herencia. Si bien el ACV no es hereditario, el tener un familiar directo que haya tenido un ACV hace que uno sea más propenso a tenerlo”.

 

 

“Se calcula que el 90% de los ACV se pueden prevenir modificando los factores de riesgo: la presión, el colesterol, diabetes, obesidad, sedentarismo, tabaco y alcohol”, remarcó.

 

Por otra parte, mencionó que los anabólicos, así como también drogas como la cocaína, “pueden llevar a un ACV”.

 

Asimismo, indicó que “en una persona deportista lo que puede pasar es que se produzca una disección arterial. Durante un esfuerzo importante se puede romper la pared interna de la arteria y eso generar que se formen trombos y coágulos que terminen tapando todo”.

 

Consultado respecto a cómo actuar ante una persona que está teniendo un ACV, dijo: “lo primero, si sospechamos que alguien está sufriendo un ACV, debemos pedirle a la persona que cierre los ojos y levante los brazos. Si no puede levantar un brazo o lo levanta y se está cayendo tiene que ir urgente a la guardia. Otra prueba es pedirle que diga una frase cualquiera, una oración. Si la puede repetir en forma coherente está bien, pero si no puede o se le traba la lengua, tiene que ir a la guardia. Finalmente, se le debe pedir a la persona que sonría y muestre los dientes. Si al hacerlo se le desvía la cara, puede ser un ACV y tiene que ir urgente a la guardia”.

 

En esos casos es importante acudir de urgencia a la guardia “porque hay un tiempo para tratar el ACV isquémico y darle una chance al paciente para que se recupere y no le queden secuelas. Hay dos técnicas que se pueden hacer para resolver un ACV en agudo. Una es la trombolisis, que consiste en la inyección por vena de una medicación que disuelve el coágulo. Para ello, el paciente debe llegar dentro de las 3 horas y media de haberse iniciado el ACV. Después hay otra técnica que es la trombectomía, que consiste vía endovascular en ir hasta la arteria donde está el trombo y sacarlo con distintos dispositivos que existen. Lo ideal es que el paciente vaya dentro de las 6 horas desde que ocurrió el ACV. Mientras más tiempo pasa, menos posibilidades hay de que el tratamiento sea efectivo y aumentan los riesgos”.

 

 

El error más común “es cuando el paciente no consulta porque se le durmió el brazo, no lo podía levantar, pero piensa que es porque durmió mal o tiene una contractura. También pasa que no pueden hablar y piensan que es porque están cansados o estresados. Se deja pasar el tiempo y cuando llegan a la guardia ya es tarde”.

 

Maehara recomendó controlarse, hacerse los estudios periódicamente y tener un médico clínico de cabecera que haga los controles de rutina.

 

Por otro lado, mencionó que existe el “ACV transitorio”. Ocurre “cuando se tapa una arteria pequeña y el mismo organismo logra disolver ese coágulo y el paciente se recupera. Puede llegar a durar hasta 24 horas, si dura más ya no es transitorio y puede dejar secuelas”.

 

Sobre los síntomas de los ACV, dijo: “el ACV hemorrágico siempre se acompaña de un dolor de cabeza abrupto, que aparece de golpe, muy intenso y acompaño de vómitos y a veces pérdida de la conciencia”.

 

Finalmente, aseguró que “aumentó la frecuencia de los casos de ACV y puede haber ayudado a esto el estrés. En Argentina hay 130.000 ACV por año. Cada vez afecta a personas más jóvenes”. Elonce.com

 

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