Espectáculos A estadio "lleno"

Patricia Sosa llenó el Luna Park "a pura emoción"

Con un extenso show en el que la emoción fue el común denominador de la noche, la cantante Patricia Sosa alcanzó el pico más al alto de su larga trayectoria al llenar el estadio Luna Park.

15 de Junio de 2013

Demostró su enorme talla artística para manejar a la audiencia a gusto y placer y pasearse por distintos géneros musicales con soltura y calidad.

 

Desde aquellos días en que hacía covers bailables con Nomady

Soul hasta que surgió al frente del rock duro de La Torre, mucha

experiencia acumuló Patricia Sosa como artista: compuso infinidad

de canciones, musicalizó obras, triunfó como solista, actuó en

cine y TV, y se popularizó como jurado de programas televisivos de

búsqueda de talentos.

Y talento, justamente, es lo que a ella le sobra, junto a un

singular carisma a la hora de pararse frente a una audiencia y

hacer que un estadio repleto escuche en absoluto silencio sus

arengas que bien podrían ser best sellers de autoayuda.

Patricia cree firmemente en cada palabra que dice y en cada

frase que canta, y eso se nota y la hace diferente a buena parte

de sus colegas. Habla del amor al prójimo, de la fuerza interior

de cada persona, de la necesidad de disfrutar la vida y no dejarse

vencer por las adversidades.

Por momentos puede parecer un líder religioso, pero no: es

simplemente una artista con una filosofía muy clara de vida que la

transmite en lo que dice, lo que hace y lo que canta. Y que

convierte cada concierto en una suerte de ritual con sus

seguidores donde maneja los climas a voluntad, llora, cuenta

anécdotas familiares, se emociona, pregona la no violencia y

vuelve a llorar.

En el plano musical, es de las pocas cantantes argentinas que

puede meterse en cualquier género y salir airosa, con un caudal de

voz impactante, y una variedad estilística que, lejos de

convertirse en una mezcla híbrida, marca cada una de sus facetas.

Patricia Sosa es balada cuando hace "Endúlzame los oídos" y

enamora a todos, es rock and roll cuando sacude con "Estamos en

acción" y es pop latino cadencioso y amable cuando recuerda sus

primeras etapas como solista. Y todo le sienta bien.

Dos temas de precalentamiento le bastaron para preparar al

público y hacerlo cantar desde el tercero en adelante cuando

arremetió con "Tratando de cambiar el mundo", un caballito de

batalla infalible desde los ’80. "Acá empieza el recital", gritó y

mientras todo el estadio repetía una y otra vez el estribillo del

tema se tuvo la certeza de que la fiesta iba a ser de las buenas.

Un homenaje al gran Pappo con "Mi vieja", una balada a dúo

cantada en un banco de plaza junto a Sandra Mihanovich y dedicada

a las personas mayores, y la incorporación de Oscar Mediavilla en

guitarras para rockear con dos temas de La Torre marcaron otros

puntos altos del show.

Pero sin dudas el momento culminante fue cuando junto a Valeria

Lynch rescató ese increíble texto de Mario Benedetti al que

Alberto Favero puso música: "Por qué cantamos" desbordó emoción y

fuerza, y culminó con las dos cantantes llorando abrazadas sobre

el escenario.

Como todo espectáculo de Patricia Sosa, la puesta en escena fue

un derroche de producción en donde no se escatimaron gastos, con

cinco pantallas gigantes (una, casi del tamaño del escenario) y un

cuidado sonido pese a que el Luna no es de los recintos que se

caractericen por su buena acústica.

Con una larga trayectoria sobre sus espaldas, Patricia Sosa

llegó finalmente al Luna Park, lo llenó y salió victoriosa del

desafío. Su carrera nunca estuvo basada en un hit o en un momento

específico, y bien puede jactarse de que siempre fue en ascenso.

La emoción que transmite y la convicción en lo que hace

seguramente son la clave para que no haya un techo a la vista.

 

NA.