Dos partidos de fútbol terminaron con árbitros heridos y batalla campal. Un violento episodio sacudió el fútbol chubutense durante la fecha 13 del Torneo Clausura de la Liga del Valle de Chubut. Jugadores de La Ribera agredieron al árbitro Lautaro Carro y al juez de línea Marco Garay luego de la derrota por 1 a 0 frente a J.J. Moreno.
El ataque se produjo tras el pitazo final, cuando los futbolistas locales rodearon al cuerpo arbitral. Efectivos policiales intervinieron para contener la situación y debieron dispersar a los agresores con gas pimienta.
Según informó Diario Jornada, Carro sufrió heridas en la cabeza y otras partes del cuerpo, por lo que fue trasladado de urgencia a un centro médico. Además, trascendió que se radicó una denuncia penal por el violento accionar de los jugadores.
Un penal desató la furia en Chubut
El conflicto se originó a los 44 minutos del segundo tiempo, cuando el árbitro sancionó un penal a favor de J.J. Moreno. Tras varios minutos de interrupción por las protestas, Agustín González Tapia convirtió el gol que selló la victoria visitante.
Al término del encuentro, los reclamos se transformaron en agresiones físicas contra el árbitro y sus asistentes, lo que derivó en los lamentables incidentes. La Liga del Valle analiza sanciones ejemplares para los responsables del ataque.
Escándalo en Tucumán: batalla campal
Una escena similar, aunque más masiva, se vivió este jueves en Tucumán, donde Tucumán Central venció 1 a 0 a Graneros en La Ciudadela, por las semifinales de la Liga provincial. Tras el pitazo final del árbitro Jorge Sosa, se desató una batalla campal entre jugadores, árbitros y efectivos policiales.
Según informó La Gaceta, el encuentro estuvo cargado de polémicas. En el primer tiempo, fue expulsado el delantero Matías López por una presunta agresión discutida, y el gol del triunfo -convertido por Diego Velárdez- generó dudas sobre su posición. En el complemento, Jonathan Sandoval empató para Graneros, pero el tanto fue anulado por una falta previa, lo que incrementó el malestar del equipo perdedor.
El detonante del caos fue el poco tiempo adicionado por el árbitro. Cuando el encuentro concluyó a los 46 minutos y medio, el volante Carlos Juárez tomó del brazo al juez Sosa para mirar el cronómetro y se lo revoleó con enojo. La acción provocó una reacción en cadena de sus compañeros, que acorralaron a los árbitros en el centro del campo.
Los asistentes Gabriel Adet, Juan Sotelo y el cuarto árbitro Sebastián D’Arpino intentaron intervenir, pero fueron alcanzados por golpes de puño. Incluso, uno de los jueces de línea utilizó su banderín como defensa ante la agresión.
La Policía finalmente logró dispersar a los jugadores y evitar mayores consecuencias, aunque el escándalo quedó registrado en videos que circularon en redes sociales, generando fuerte repudio.