Julián y Andrea prepararon todo con anticipación. No es fácil conseguir salón de fiestas. Menos aún, si uno pretende casarse en diciembre, el mes de las recepciones y despedidas.

Para agosto ya tenían confirmado el lugar –un club del centro–, y un espacio en la agenda de los responsables de un servicio que se encargarían de todo: música, comida, bebidas, mesa dulce, iluminación y decoración para el 8 de diciembre.

“A este muchacho lo conocía de la recepción de la Facultad, y tenía algunas otras referencias. Entré a su facebook y me terminé de convencer”, explicó la novia, todavía conmocionada y desorientada, ante el sorpresivo incumplimiento del organizador de los festejos.

El “muchacho” al que aludió Andrea es el mismo hombre que contrataron los padres de los alumnos de la Escuela 15 De la Baxada del Paraná: se llama Cristian Sebastián Ceballos, promociona sus servicios en la red social facebook bajo la denominación de “Concepto Eventos”, y en un blog llamado CYS Eventos Paraná promete “organización integral de eventos”, además de un “servicio de catering exclusivo”.

Los novios –que pidieron reserva de sus apellidos, más por vergüenza que por cuestiones legales– expresaron: “Tuvimos cinco reuniones antes de la fiesta. Le cancelamos todo (el dinero) antes del 8, porque nos convenció”, recordó la chica.

Recién el sábado a las 18 se dieron cuenta de que la organización no marchaba bien. “Nosotros nos encargamos del cotillón, por lo cual, mi marido fue al salón a la tarde a llevar las bolsas y encontró todo cerrado. Afuera estaban esperando el muchacho de la música y la mujer encargada de los centros de mesa. En el club le dijeron que nadie había contratado ni pedido autorización para hacer una fiesta. Llamó por teléfono al dueño del servicio y como no le atendía se fue hasta la casa, en calle Los Ceibos del barrio San Agustín”.

A tres horas de la ceremonia religiosa, el novio estaba desesperado. En el domicilio de Ceballos lo atendió un familiar, que le dijo que el organizador estaba acarreando bebidas y que todo estaba en orden. Julián volvió al salón con la esperanza de encontrar al organizador. No lo encontró, pero el tiempo lo apremiaba, y se fue a preparar para ir a la iglesia.

Cuando llegaron los primeros invitados encontraron un panorama desolador: el disc jockey y un par de personas arreglando unas pocas mesas. Nada de comida ni bebida.

“Nuestros familiares nos dijeron que demoráramos un poco para entrar, y mi papá y unos tíos fueron a comprar hielo para brindar, porque teníamos contratada una recepción, pero sólo había unos pocos cajones de bebida caliente”, contó Andrea. Después llegaron los novios, y en pleno nerviosismo y confusión, apareció el responsable de la empresa, que bajo presión del padre de la novia, “con un calentador chiquito cocinó algo rápido. Comimos después de las 2 de la mañana, algo rápido y frío”, se lamentó la entrevistada.

Los recién casados se sienten estafados. Desde el domingo intentan reunirse con el titular de Concepto Eventos para exigirle una explicación. “A veces atiende los llamados o mensajes, fija un lugar y horario para encontrarnos pero no va. Nunca nos dijo qué pasó. Sólo nos pide perdón y que le demos tiempo”, explicaron los damnificados, que no descartan iniciar acciones legales.

“Nos arruinó un momento único y se quedó con 15.000 pesos. Tuvimos que salir a disculparnos con nuestros invitados. Se descompuso mi abuela y en el salón no había un vaso para darle agua”, se quejaron en declaraciones a El Diario.

El matrimonio espera una reparación y, además, advierte a quienes vayan a contratar un servicio que estén alerta sobre posibles defraudaciones. “Sabemos que esa misma noche le pasó algo muy parecido a los egresados de una escuela, y para el sábado que viene, la misma persona asumió un compromiso con una fiesta de recepción en otro club. Esperamos que este hombre no siga haciendo lo mismo”, desearon.