La 43ª Peregrinación de los Pueblos, que unió Hasenkamp con Paraná, dejó cientos de historias de fe, emoción y esperanza. Pero una de ellas conmovió especialmente a los fieles: la de un perrito callejero que se sumó espontáneamente a la multitud de peregrinos y caminó durante kilómetros junto a la imagen de la Virgen de Schoenstatt.

El pequeño animal se incorporó a la muestra fe en Cerrito, y desde allí acompañó la columna de fieles hasta Sauce Montrull, donde finalmente fue encontrado.

Durante todo el recorrido, nunca se alejó de la camioneta que transportaba la imagen de la Mater, avanzando paso a paso como si comprendiera que también escoltaba a la Virgen.

Un peregrino inesperado

El paso del perrito fue registrado en varios videos que Elonce publicó durante la cobertura especial por la Peregrinación. Los usuarios se preguntaban por su destino y muchos difundieron su imagen para ayudar a localizarlo.

Finalmente, Elonce confirmó que el animalito se reencontró con Alejandra Aguirre, vecina de Cerrito, quien relató el emotivo reencuentro.

“Es callejero y va a comer y tomar agua a mi local. Cuando vi que se había ido con los peregrinos, me fui a buscarlo para que no se pierda”, contó Alejandra a Elonce.

La mujer recordó que se dio cuenta de su ausencia cuando abrió el local el sábado a la mañana. “Le dije a mi hermana: ‘¿El Negro no se habrá ido con los peregrinos?’. En eso veo un video en redes y lo reconozco al lado de la Mater. No lo podía creer”, relató.

“Gracias a Dios mucha gente nos ayudó a saber dónde estaba y llegamos a tiempo para buscarlo”, valoró.

Una cadena solidaria y un final feliz

Con la ayuda de conocidos, vecinos y usuarios de redes, Alejandra inició una cadena de mensajes hasta que una clienta que participaba en la peregrinación confirmó que lo había visto.

“Me dijo: ‘Quedate tranquila, acá lo tenemos’. Entonces fui corriendo a mi casa y le pedí a mi marido que me llevara a Sauce Montrull”, contó entre lágrimas.

El reencuentro fue pura emoción. “Cuando nos vio, se puso feliz. Estaba cansado, pero las chicas que lo cuidaron le habían dado una milanesa. Llorábamos con mi hija al verlo. Fue una alegría inmensa”, expresó.

La mujer agradeció el gesto de quienes ayudaron a que el perrito -al que todos llaman “el gordito peregrino”- pudiera regresar a Cerrito.

“Gracias a la gente buena que todavía queda, él volvió a su ciudad. Para mí fue la mejor noticia. Ojalá más personas se involucren con los cachorros de la calle, tienen un amor inmenso para dar”.

Un símbolo de compañía y fe

La historia del “perrito peregrino” se convirtió en uno de los símbolos más tiernos de la peregrinación, reflejando el espíritu de solidaridad, comunidad y esperanza que caracteriza a esta tradicional manifestación de fe en Entre Ríos.

“Nadie se salva solo, y quizás el universo lo mandó para que nos salve todos los días un poquito”, reflexionó Alejandra.