Griselda Saturnina Villalba de Bevilacqua, vecina de Paraná, celebró con gran emoción y rodeada de sus seres queridos su 101º cumpleaños. A pesar de los años, Mantiene una lucidez admirable y sigue disfrutando de los momentos en compañía de sus tres hijos, diez nietos y otros familiares cercanos. La celebración fue un cálido encuentro familiar, en el que se conmemoró no solo su longevidad, sino también una vida llena de desafíos, sacrificios y logros personales.

Griselda nació hace más de un siglo y vivió una vida marcada por el trabajo, la dedicación y el amor por su familia. Durante su juventud, vivió en Buenos Aires por un tiempo, pero decidió regresar a Paraná, donde se estableció y construyó su hogar. A lo largo de su vida, se desempeñó como modista, una profesión que ejerció con pasión y compromiso. Más tarde, cuando ya había alcanzado una edad avanzada, se convirtió en presidenta de la Liga de Madres de Santa Ana, un cargo que asumió con dedicación y que le permitió seguir contribuyendo a su comunidad.

A lo largo de los años, Griselda ha enfrentado grandes pérdidas, como la muerte de su esposo en 1997, con quien estuvo casada durante muchos años. Más tarde, en 2008, sufrió la pérdida de su hijo menor, un golpe devastador al que se sumó la muerte de su nieta, quien vivía con ella en su hogar. A pesar de estas tragedias, Griselda se ha mantenido fuerte y resiliente, siempre rodeada del amor y apoyo de su familia.

Una vida de fortaleza y dedicación

A pesar de las adversidades, Griselda ha demostrado una fortaleza admirable. Actualmente, a sus 101 años, se encuentra en una residencia, donde vive rodeada de cuidado y cariño. No obstante, su vitalidad sigue intacta: toma pocos medicamentos, no sufre de presión arterial y se mantiene lúcida y activa. La presencia de sus hijos y nietos es un reflejo del amor que ha sembrado a lo largo de su vida, y su historia es testimonio de una vida plena de sacrificios y alegrías compartidas.