Hay escuelas de Paraná que los fines de semana alquilan sus salones o puestos armados en los patios para la venta de ropa en desuso, nueva, bijouterie o comida. Desde las instituciones afirman que no les llega el dinero suficiente y a tiempo para los arreglos de mantenimientos diarios y no encuentran otra solución.
Las cooperadoras son las que cumplen la tarea de organizar las ferias y en los barrios cumplen una función social: la mayoría de los clientes son los mismos padres de los alumnos que por poco dinero resuelven una prenda que necesitan.
Algunas tardes de domingo o de sábado se llegan a instalar más de 50 puestos y se ofrece vestimenta remendada en condiciones y también algunos stands con ropa industrial. Son una especie de saladitas y ferias americanas adentro de la escuela e impulsadas por ellas.
También se hacen canjes o trueques similares a los que hubo luego de 2001. Aquellos que venden, luego compran lo que necesitan en otro puesto del lugar.
Para arreglos y zapatillas
La escuela Las Heras es una de las instituciones en las que se organizan las ferias. Llegan a instalarse más de 40 puestos. “Al dinero del alquiler de cada stand lo invertimos para arreglar la infraestructura de la escuela, cambiar vidrios y hasta para comprarles zapatillas a los estudiantes”, dijo Liliana Bonacossa, directora del establecimiento.
“Es un sacrificio que hacen los padres de la cooperadora de dedicarle un día al mes y una manera de no entregarles rifas a los alumnos. Nuestra escuela no recibe nada de Nación y todo lo que se consigue es a través de actividades; es una manera de descongestionar un poco”, agregó.
Por su parte, en la escuela Gregoria Pérez, las ferias son todos los sábados. “Es para ayudar, para solventar gastos. Es un fondo que tenemos para cuando se rompen cosas. Hay de todo, viene gente de afuera con sus cosas para vender y algunos padres que no tienen plata y hacen canje”, dijo Adriana Retamar, la vicedirectora.
En aquellas instituciones que lo hacen bajo techo la actividad comienza a la siesta y termina al anochecer, en caso de que el frío se los permita. En otras, las que tienen puestos al aire libre, quedan a merced de las condiciones climáticas.
Se advierte al hablar con las responsables de cada escuela una contradicción: la de necesitar el dinero que a veces no tienen y el de hacer una feria con estas condiciones dentro del establecimiento para conseguirlo.
Marisa Ronconi, directora de la escuela República de Chile, comentó que en abril recién hicieron la segunda feria americana y se diferenció de aquellas instituciones que tercerizan la iniciativa. “Nosotros acompañamos las actividades y estamos presentes cuando se hace, no alquilamos la escuela, venimos a trabajar. La propuesta es hacerla una vez al mes durante todo el año”, destacó.
Asimismo señaló un aspecto en el que coincidieron otras directoras consultadas: “Necesitamos hacerlo para poder pagar arreglos. Es muy poco lo que viene del CGE. Trato de gestionar para que la escuela esté en condiciones. Necesitamos dinero para solventar problemas de electricidad, caños que se rompen, picaportes, vidrios y otras cuestiones similares”.
En cada una de estas ferias el precio de la ropa es muy accesible, sobre todo aquella que fue usada y se puso en condiciones. Una remera puede costar 2 pesos y 5 un pulóver. Una campera puede conseguirse a 10 o a 15 pesos y lo mismo los pantalones.
Gran asistencia en la Magnasco
En la escuela Magnasco se da una situación diferente a las otras consultadas: es una de las ferias más grandes de la ciudad y allí se terceriza la saladita. En la institución de calle Almafuerte, una persona que no pertenece a la escuela se hace cargo una vez por semana de la iniciativa a través de un contrato que se firma junto a la cooperadora. Paga un único alquiler y luego le cobra a cada uno de los puestos.
María Esther Ederlé, directora del establecimiento, dijo: “Las escuelas no tenemos respaldo económico para los gastos mínimos. Aveces los tenemos y a veces no, llegan atrasados y como institución no lo puedo dejar pasar. Por eso a través de la cooperadora se hacen beneficios. Uno de ellos es la feria americana. Está todo legal, como corresponde”.
A la institución asisten 540 estudiantes a Primaria, y entre la Secundaria y la nocturna llegan a 2.500.
“Vengo de la Departamental y tengo que ver citaciones. Nos están pagando para elementos de limpieza del año pasado y estamos en mayo. Eso lo paga hoy la cooperadora. Toda la parte eléctrica también. Hemos hecho ventas de alfajores para mantener eso”, agregó Ederlé.
Señaló que el salón donde se hace la feria está habilitado por Bomberos y cuenta con las condiciones para ser alquilado. De hecho se usa también para otro tipo de actividades. Por fin de semana asisten unas 300 personas y son 50 los puestos. (Diario Uno)