Sociedad Intervención artística

El obelisco porteño sorprendió al aparecer sin su cúpula

Se trata de una intervención del artista argentino Leandro Erlich; la obra se llama "La democracia del símbolo" y utiliza la ilusión óptica para transmitir el mensaje de que todavía hay cosas "por descubrir, pensar e inventar".

20 de Septiembre de 2015

Los porteños y turistas que transitaron por la avenida 9 de Julio se encontraron con una imagen inusual en la geografía de la ciudad, al ver el Obelisco decapitado, sin su cúpula.

Desde las primeras horas de la mañana todos los que pasaban por el lugar realizaban la misma pregunta: ¿Sacaron la punta del Obelisco?

La imagen del icónico monumento de la ciudad sin su parte superior llamaba poderosamente la atención de los habitantes de la capital y de los turistas.

Las respuestas eran de las más variadas, como que sacaron la punta del Obelisco por una cuestión de mantenimiento o que se había roto y la iba a reparar.

 

Las peculiares fotos con el Obelisco cortado se reprodujeron enlas redes sociales durante todo el día.

En realidad, se trató de una intervención del artista argentino Leandro Erlich, especialista en el artificio visual y conocido porsus instalaciones.

El trompe l'oeil (engaña ojo) resulta un artificio de seducción irresistible que lo ha convertido en un argentino universal, el más internacional y demandado de la última década.

Desde Shanghai hasta Nantes, desde Seúl hasta La Habana, sus obras se exhiben en los principales museos del mundo, integran colecciones públicas y privadas, y tiene por lo menos seis galerías que lo representan urbi et orbi.

 

Erlich es un artista conceptual argentino exhibido internacionalmente, que nació en la Capital Federal en 1973.

En 2001 representó al país en la Bienal de Venecia y fue incluido en la sección principal de la bienal, una vez más en 2005.

La obra del artista también se incluyó en la Bienal del Whitney de 2000 y la Bienal de Estambul 2001.

En 2008 Erlich creó una instalación de piscina, que estaba en exhibición en el MoMA PS1 en la sección de Long Island City en Queens, Nueva York.

En el verano de 2013, Erlich exhibió Dalston House, una ilusión óptica en el sitio Dalston Molino en Dalston, al este de Londres, con un enorme espejo suspendido a 45° en un modelo de tamaño natural de la fachada de una casa de estilo victoriano colocado horizontalmente en el suelo, dando la apariencia a los visitantes que suben o cuelgan de la parte del edificio.

 

En una entrevista con La Nación, contó por qué utilizó este monumento y qué quiere transmitir a partir de la ilusión óptica.

"Toma como eje al Obelisco, un icono que tiene la particularidad de ser muy misterioso en muchos aspectos. Los argentinos no conocemos su interior porque no fue pensado para ser visitado, a diferencia de muchos monumentos que hoy forman incluso parte de un circuito turístico de las ciudades, en una especie de representatividad. Han tenido orígenes polémicos, la gente no los quería cuando se fueron haciendo y hoy son logos. Parto de esa idea", aseguró el artista, de 42 años.

 

Leandro Erlich es uno de los artistas argentinos con mayor proyección internacional. Su recorrido incluye exhibiciones en Sydney, Tokio, Abu Dabi, Lugano, el Whitney Museum y varios rincones de los Estados Unidos y de Francia, además de bienales en Singapur, Shanghai y Venecia. Saltó a la fama en 2001, cuando mostró en la Bienal de Venecia una piscina por la que se podía caminar.

"No es magia, ni tampoco es ilusión, es arte"

 

Además habló sobre el método que tanto llama la atención en todo el mundo. "La ilusión óptica es un punto de partida, una forma de involucrar al espectador en una experiencia dentro de la historia de la obra. Esa sorpresa, ese pequeño descubrimiento de algo que no era como pensábamos, genera algo muy positivo. No provoca una confusión angustiante del estilo "me engañaron otra vez", sino que despierta esa sensación de que puede ser de otra manera".

 

Y resaltó: "Es como abrir una ventana donde no la hay. Son situaciones que a mí me generan una cierta ilusión: demuestran que todavía hay cosas por descubrir, por pensar, por inventar. Creo que lo cotidiano y la alienación te llevan del otro lado, a la vereda de enfrente, ahí donde todo está determinado, donde las cosas no van a ser diferentes, y eso es bastante triste".