El bailarín argentino Ciro Mansilla, nacido en Paraná y actualmente integrante del Ballet de Stuttgart, volverá a brillar en el Teatro Colón con la interpretación de Onegin, de John Cranko. Entre el 3 y el 14 de octubre, la obra se presentará en la sala porteña como parte de la temporada del Ballet del Colón.
El vínculo con Onegin
Mansilla, de 31 años, ya había interpretado este rol en el Ballet del Sodre de Montevideo, convirtiéndose en el bailarín más joven y en el único argentino registrado en el Libro de Oro de Onegin en encarnar al personaje. “Ahora tengo una experiencia de vida que puedo volcar en el rol y mucha más técnica que hace diez años”, explicó sobre este regreso al papel.
El bailarín destacó que en la obra de Cranko encontró la unión de sus dos pasiones: la danza y la narración de historias. “La primera vez sentía mucho miedo y leía la novela de Pushkin una y otra vez. Hoy puedo interpretar al personaje con más profundidad”, señaló.
De Paraná a Stuttgart
“En 2010,vivía en Paraná y recibí una beca para un curso de verano en Buenos Aires por parte de la Asociación Arte y Cultura. Un año después, ingresé al Instituto del Colón, pero ya estaba trabajando en el Ballet Metropolitano de Leonardo Reale; hacíamos muchas funciones y giras, así que abandoné el Colón luego de dos años. El Ballet Metropolitano me dio mucha experiencia escénica gracias a la cantidad de presentaciones que teníamos. El hecho de estar permanentemente en el escenario te permite resolver ese tipo de cosas imprevistas que pueden aparecer en cualquier función", contó.
Su formación comenzó en la Escuela de Danza, Teatro y Música de Paraná, antes de continuar en Buenos Aires y luego en el Ballet del Sodre, bajo la dirección de Julio Bocca. Fue allí donde Marcia Haydée, musa de Cranko, impulsó que asumiera el rol de Onegin. "Soy el bailarín más joven que haya interpretado el rol y el único artista argentino, según el Libro de Oro de Onegin, en haber asumido ese personaje", aseguró.
En 2018, durante una gira por Europa, decidió tomar clases en Stuttgart. El director de la compañía lo observó y al finalizar le ofreció un contrato. “Entré como cuerpo de baile y un mes después me ascendieron a solista”, recordó. Desde entonces reside en Alemania, donde construyó su carrera internacional.
La vocación artística
Mansilla relató que su acercamiento a la danza estuvo marcado por la influencia de su madre, maestra de danzas árabes y balcánicas. “Al terminar mi primera clase de ballet no sentí que había encontrado un lugar propio, sino que había vuelto a mi casa”, expresó.
El bailarín remarcó también la exigencia de trabajar en el Ballet de Stuttgart. “Se trabaja duramente; los alemanes no tienen piedad. Eso me dio disciplina y me permitió crecer”, comentó.
El presente en el Colón
En esta temporada, Mansilla volvió a los escenarios argentinos con Onegin, un ballet neoclásico creado en 1965 y que se transformó en una de las obras más reconocidas del repertorio internacional.
Sobre su rol, reflexionó: “Onegin es un hombre elegante, refinado, pero vacío. Rechaza a Tatiana porque no entiende quién es ella. Yo soy todo lo contrario, mucho más parecido a Tatiana que a él, pero busco en mi vida situaciones que me permitan interpretarlo”.
El bailarín afirmó que Stuttgart es hoy su lugar en el mundo, aunque valoró regresar a los escenarios nacionales: “Nunca imaginé que podría entrar en la compañía alemana y hoy estar en el Colón es un orgullo enorme”. (fuente Clarín)