El reconocido payador Uberfil Concepción es uno de los animadores en el Festival de Jineteada y Folclore de Diamante. Desde el mangrullo, el uruguayo es el encargado de acompañar -al compás de la guitarra y con sus versos- las destrezas del jinete sobre el reservado.
“Diamante significa todo porque hace tantos años que vengo y cuando, al atardecer de la vida, uno ve que los nuevos profesionales andan bien y tocan mucho la guitarra e improvisan, me pone más contento y me dan más ganas de continuar este camino difícil del arte del payador”, aseguró el animador a Elonce.
El payador, de 77 años, contó que viaja en promedio “2.000 kilómetros por semana para animar más 100 montas por día”. “Floreo solo y hago payadas en contrapunto”, contó al remarcar: “Puedo morir en cualquier momento, pero me siento bien”.
Concepción reparte sus días entre su Uruguay natal y los festivales argentinos. “Al Prado de Montevideo hace 35 años que asisto y 32 años que voy al club Colón de San Justo; a Diamante vine por varios ininterrumpidos años, pero después me sacaron por cuestiones de la política, y ahora estoy de vuelta”, repasó.
En cada luna festivalera, Concepción aseguró que al payador que lleva dentro “lo eleva y sale con más garra”. “Todavía hay momentos en los que siento nervios, pese a que hace 60 años que me dedico a esto”, reveló.
El uruguayo fue uno de los primeros en trabajar en yunta en los floreos con Tape Chaná y Gustavo Guichón, ya fallecido. “Y ahora, que veo a un montón de muchachos que hacen lo mismo, me pone contento porque hay trabajo para todos”, aseguró.
“La jineteada de Diamante es brillante porque los jinetes se invitan, las montas van puestas, el tropillero sabe que el chofer que le pondrá a cada caballo”, destacó en relación al festival de la ciudad blanca. De igual manera, reconoció que en el campo de jineteada vio “pingos caidores porque en Argentina no se crían más caballos, a los que hay que cuidar; y los caballos no están acostumbrados porque se caen cuando sienten un hombre arriba”.
En la oportunidad, se le consultó al animador por qué pide los aplausos del público para el jinete caído del reservado.
“Cuando el jinete está en el suelo, pido el aplauso de la gente porque es un estimulante, no un alivio, pero el jinete sabe que cuando la gente lo aplaude, no está solo y eso es muy importante”, explicó. Y agregó: “Los doctores me dicen que no pida el aplauso porque el jinete hace el esfuerzo por levantarse, pero nunca les di pelota”. (Elonce)