Más allá del debate donde cada parte venderá los mejores atributos de su producto y dirá por ejemplo que la de hormigón y mampostería de material es mejor por su durabilidad y atractivo o que la de fibra de vidrio es de más fácil colocación y no tiene problemas de rajaduras o movimientos de suelo, las piscinas han tenido en el último tiempo una reconversión de su uso social, pero también al convertirse en una variable importante desde el punto de vista económico.
De acuerdo a lo expresado por un arquitecto de Paraná, que se especializa en la construcción de piscinas, los precios pueden mensurarse en una pileta estándar de 8 metros por 4 desde 130 a 180 mil pesos, creciendo el precio en la medida que complejizan los beneficios que se le agregan.
“El precio siempre depende de la marca, del arquitecto, el sello que tiene como agregado, pero además si le ponés madera o un deck atérmico, si lleva o no skimer (chupa el agua de la superficie que complementa al filtro en el piso). Estos precios incluyen desde el pozo hasta finalizar. Completo. Es lo que se llama llave en mano donde pagás y la empresa te hace el trabajo terminado. Incluye motor, bombas, filtros, sistemas de oxigenación, retiro de tierra, borde ballena perimetral de 50 centímetros de ancho, y no incluye un pozo de agua, o una instalación de luz eléctrica. El agua la debe proveer el cliente y el precio comprende además una cabina, que es un espacio mínimo, donde queda instalada la bomba, filtro, tablero con bomba y disyuntor”, aseguró el profesional.
Ahora bien, si para la familia la pileta tiene una importancia vital en la vida estival, algunos preferirán invertir más en ella y con luces, solarium, parquización y otros gastitos la inversión puede llegar a los 200 mil pesos. En la ciudad existen unos 15 arquitectos y constructores que construyen entre 6 y 10 piletas por mes.
Fibra
En este tiempo crecen tanto los pedidos por piletas de material como las de fibra de vidrio.
Un representante oficial de una empresa comercializadora confirma el crecimiento en la demanda y le atribuye a varios aspectos esta tendencia. “Hay mucha gente que no le gusta ir al club, que las cuotas están caras, que mejor hacemos algo en casa y opta por la pileta en su vivienda o en el terrenito que se compró donde hizo un quinchito y una pileta para pasar el verano. Muchos no saben qué hacer con la plata y optan por construir la pileta para no descapitalizarse”, reseña.
El comerciante asegura que no hay mucha diferencia de entre uno y otro sistema, y pone como ejemplo que una pileta de 10 por 4 metros, con 1,5 de profundidad tiene un precio final de unos 130 mil pesos, lo mismo que una de material de 8 metros por 4.
Pero es aquí donde saca a relucir los argumentos de venta de la fibra de vidrio. “lo bueno de nuestro sistema es que se construye en cuatro días. Es una obra mucho más fácil, limpia y precisa. Si tenés que hacerla en tu casa no tenés muchos materiales para movilizar como si la hicieras de material. Nosotros la damos con bombas, cabina, elementos de limpieza y accesorios para mantenerla, además de un tablero para el reloj para el programado automático y los cepillos. Tratamos de hacerle ahorrar lo más posible al cliente, y le brindamos un buen servicio técnico con 15 años de garantía, lo que muestra la durabilidad de la pileta”, subrayó Bredeston.
En Paraná hay unas cinco empresas que comercializan y colocan el sistema de fibra de vidrio, que pueden llegar a colocar unas 10 por mes, según la temporada. En promedio, la pileta de fibra de vidrio de menor valor cuesta unos 50 mil pesos y mide 5 metros por 2,5 metros.
Como se ve, es algo oneroso para cualquier hijo de vecino sostener la inversión, máxime cuándo aún no se habló del mantenimiento mensual –durante todo el año– que alcanza a unos 500 pesos por mes si se computan cloro, precipitantes, cepillos, alguicidas, y los demás químicos que se requieren para mantenerla limpia todo el año, ya que no se recomienda que se deje podrir el agua ni que se cambie todos los años.
Cambios en los hábitos y usos
Construir una pileta de material puede llevar un mes, con cinco o seis trabajadores implicados, y una de fibra de vidrio puede instalarse en una semana. Pero más allá de eso, los profesionales aseguran que se han dado algunos cambios en las formas que tienen las piletas y que tienen que ver con los usos que le dan las familias. Según los arquitectos consultados, hoy por hoy se construyen piletas playas. “Se ha terminado el concepto de la pileta profunda, ya que no está destinada a que los miembros de la familia naden. Por el contrario la usan como una diversión, como para lograr una refrescada provisoria, y por eso tiene que ser para toda la familia. La escalera tiene que ser amplia, cómoda y segura para adultos mayores y niños de corta edad. Los bordes inferiores no tienes que ser demasiado curvos para evitar el resbalamiento. El solarium tiene que ser lo suficientemente cómodo en superficie y tamaño, no más de 35 centímetros, porque allí los dueños de casa pasan la mayor parte del día tomando mate, un vermouth o cerveza, o bien juegan con el bebé en la parte más playita”, aseguran. Los cambios y tendencias tienen otras consecuencias en la arquitectura. “La pileta tiene que tener muy poca pendiente, casi plana, sólo desnivel para el desagüe final a una superficie pareja de 1,20 metros máximo. El agua tiene que llegar al borde ballena, uno paga la pileta hasta el borde ballena, sino está desperdiciando metros cúbicos de construcción. Eso te da una pileta donde entra toda la familia y hay más tiempo de uso compartido, en un nuevo concepto de uso social de la piscina”, reseñaron.