Una caminata de más de 400 kilómetros, atravesando lluvia, frío y caminos hostiles, simboliza la lucha de miles de familias argentinas. La presidenta de la Asociación Civil Prestadores de Discapacidad Unidos, Marcela Kriskovich, encabezó la travesía desde Concordia hasta Buenos Aires para exigir la declaración de la emergencia en discapacidad y visibilizar las múltiples vulneraciones que enfrenta el sector.
En diálogo con Elonce, Kriskovich relató: “Soy mamá de un niño con autismo, síndrome de Asperger. Esta caminata representa lo que vivimos a diario las familias: pelear por un certificado, por la inclusión escolar, por una prestación, por un trabajo digno para nuestros hijos. Es un peregrinar constante”.
Desde la lucha profesional y personal
Kriskovich explicó que la caminata también simboliza el agotamiento de los prestadores de discapacidad: “Ejercí desde 1997, dirijo un centro educativo terapéutico, y estoy cobrando con hasta 60 días de atraso. Hay obras sociales que adeudan desde enero. Con los aranceles congelados y aumentos de costos como el combustible, sostener un centro se hace inviable”.
Además, detalló el cuadro crítico del sistema: “Una maestra integradora cobra 307 mil pesos por doble jornada; el transporte, que es vital para que las personas accedan a escuelas o tratamientos, se paga $541 el kilómetro cuando el combustible aumentó cinco veces. La discapacidad está en emergencia y necesitamos una solución urgente del presidente”, sentenció.
Condiciones extremas en la travesía
La caminata desde Concordia fue física y emocionalmente extenuante. “Llovió los primeros días, nos empapamos, caminamos con viento en contra. De Ceibas a Zárate el pasto nos llegaba a las rodillas. El cuerpo nos duele muchísimo, pero hoy seguimos. Nos ponemos curitas, pomadas para las ampollas. Nuestro objetivo es llegar a Casa Rosada”, afirmó.
La última etapa del trayecto comenzó es hacia la Agencia Nacional de Discapacidad, cuyo titular es Diego Spagnuolo. Allí y en Casa Rosada entregarán un petitorio con demandas concretas: pago en término a prestadores, actualización de aranceles y cumplimiento de derechos básicos para las personas con discapacidad.
El calor de la gente, la crudeza del sistema
Kriskovich destacó la solidaridad recibida en el camino: “Nos dieron comida, techo, agua. Gente humilde nos abrió su casa. Camioneros tocaban bocina, otros se bajaban a darnos aliento. Esa empatía es impagable”.
También recordó historias que la conmovieron: “En Buenos Aires conocimos a Miriam, cuyo hijo tiene autismo severo. Ella enviudó el 9 de julio, la obra social no le reconoce la prestación y necesita sí o sí acompañamiento terapéutico. Nos abrazó llorando. Así como Genaro, que necesita $1.800.000 más para su tratamiento porque su obra social no lo cubre. Eli, de Buenos Aires, con Bruno, su hijo con parálisis cerebral, recibe amenazas de la obra social si reclama. Todos los días se vulneran derechos”.
Un reclamo transversal
“Discapacidad no tiene color político. A la gestión anterior también la enfrenté con una carpa 15 días en Plaza de Mayo. Hoy hago lo mismo porque no hay respuestas. Y si alguien no puede con su función, que renuncie”, dijo en referencia al actual titular de la ANDIS.
Finalmente, con firmeza y emoción, cerró: “Nuestros hijos no son un gasto ni un número. Son argentinos y merecen un país justo. Esta caminata es por ellos, por los de Santiago del Estero, Salta, Corrientes, Catamarca, La Rioja… por todos los que no tienen voz. El presidente tiene que gobernar para todos”.