La idea de que arrancar una cana provoca la aparición de más es un mito sin base científica. Las canas surgen debido a la reducción de melanina en los folículos pilosos con el envejecimiento. Aunque eliminarlas no multiplica su cantidad, sí puede afectar la salud del cabello.
El encanecimiento es un proceso natural que suele comenzar alrededor de los 30 años, aunque en algunas personas puede manifestarse antes, debido a factores genéticos, estrés o hábitos de vida. La falta de melanina en el folículo hace que el cabello nuevo crezca sin pigmento, es decir, blanco o gris.
Arrancar una cana no estimula la producción de más, ya que cada folículo genera un solo cabello. Sin embargo, este hábito puede causar irritación en el cuero cabelludo e incluso dañar el folículo con el tiempo. Si el daño es constante, el folículo puede debilitarse, ralentizando el crecimiento o impidiendo que vuelva a salir cabello en esa zona.
Los especialistas en dermatología advierten que el estrés oxidativo y la alimentación también pueden influir en la aparición prematura de canas. Dietas deficientes en vitaminas del grupo B, hierro y cobre pueden acelerar el proceso, mientras que una alimentación equilibrada y un estilo de vida saludable pueden retrasarlo.
Para quienes desean disimular las canas, los expertos en cuidado capilar recomiendan opciones menos agresivas que arrancarlas, como el uso de tintes suaves, champús con pigmentos temporales o tratamientos de fortalecimiento capilar. Además, mantener una rutina de hidratación y protección del cabello puede ayudar a conservar su salud y apariencia.