El avance del cambio climático está generando una amenaza sanitaria de dimensiones crecientes en todo el mundo. Así lo advierte un estudio internacional conducido por la Red de Salud Global del Departamento de Medicina Nuffield de Oxford, cuyos resultados fueron publicados en Scientific Reports.
La investigación describe una “catástrofe progresiva” impulsada por el aumento de enfermedades infecciosas como la malaria, el dengue y la tuberculosis, que podrían convertirse en desafíos tan graves como los patógenos emergentes.
El estudio recopiló las opiniones de 3.752 profesionales de la salud e investigadores de 151 países, con una fuerte representación de especialistas de naciones de ingresos bajos y medios (86,9%).
Las conclusiones señalan que la combinación del cambio climático, la pobreza y la resistencia a los medicamentos está configurando una crisis sanitaria de evolución lenta, pero con potencial devastador si no se adoptan medidas inmediatas.
Enfermedades vectoriales en expansión
Los datos reunidos en regiones de África, Asia y América Latina revelan la preocupación central de los expertos: las enfermedades transmitidas por vectores —como malaria, dengue y chikunguña— son las amenazas de mayor crecimiento. En segundo lugar, los especialistas señalaron a la tuberculosis y el VIH/sida, patologías cuya carga también resulta agravada por factores sociales y ambientales.
El informe identifica tres motores principales detrás de este fenómeno:
1. Cambio climático
El incremento de las temperaturas y las alteraciones en los patrones de precipitaciones amplían las áreas donde proliferan mosquitos y otros vectores. El calentamiento acelera la reproducción de estas especies, extiende su presencia a zonas donde antes no podían sobrevivir y facilita la movilidad de personas, favoreciendo la propagación de infecciones.
2. Desigualdad socioeconómica
Las condiciones de vida precarias y el acceso limitado a la atención médica dificultan el control de las enfermedades y empeoran los riesgos sanitarios en vastas regiones del planeta.
3. Resistencia a los antimicrobianos
La eficacia de los tratamientos disponibles se ve debilitada por la resistencia bacteriana, lo que agrava no solo a las enfermedades emergentes, sino también a patologías históricas que afectan a millones de personas.
Una emergencia silenciosa en el Sur global
La profesora Trudie Lang, directora de la Red de Salud Global de Oxford y autora principal del estudio, destacó que los hallazgos presentan “evidencia incomparable de comunidades que experimentan estas amenazas del cambio climático en este momento en todo el Sur global, donde la carga de enfermedades es mayor”.
Lang subrayó que estas regiones suelen estar subrepresentadas y carecer de una voz colectiva en los foros internacionales. Por ello, el estudio buscó poner en primer plano la experiencia directa de quienes trabajan en primera línea de la atención sanitaria.
Según la especialista, la próxima gran emergencia sanitaria podría no manifestarse como un brote repentino —como ocurrió con el COVID-19—, sino como un deterioro constante y silencioso de enfermedades infecciosas que acortan vidas todos los días y que se expanden sin pausa por efecto del clima.
Un riesgo que avanza sin estridencias
Los autores remarcaron que el riesgo no aparecerá como un evento singular, sino como un desastre humanitario de desarrollo lento. En este escenario, enfermedades endémicas avanzan hacia nuevas zonas geográficas, presionando a los sistemas de salud, debilitando economías locales y profundizando desigualdades.
Por ello, recomiendan abordar los factores transversales de la enfermedad —como el clima, las condiciones sociales y la resistencia bacteriana— para fortalecer la preparación sanitaria global. También piden una inversión sostenida en diagnóstico, vigilancia epidemiológica y alianzas de investigación equitativas que valoren el liderazgo local.
Llamado global a la acción
La Dra. Aliya Naheed, directora del Centro NIHR GHR para ENT y Cambio Ambiental en Bangladesh, remarcó la relevancia del estudio al señalar que expone “la disparidad fundamental en las prioridades de salud entre los países de ingresos bajos y medios y los países de ingresos altos”. Subrayó que el mensaje sobre la amenaza futura de enfermedades conocidas exige inversión global equitativa en prevención y control.
En esta línea, Josie Golding, jefa de Epidemias y Epidemiología de Enfermedades Infecciosas de Wellcome, advirtió que “el cambio climático está impulsando la propagación de enfermedades infecciosas y afecta con mayor fuerza a las comunidades con menor capacidad de adaptación”.
Explicó que los aumentos de temperatura, las inundaciones y las sequías crean un escenario ideal para la proliferación de vectores y bacterias dañinas, mientras los fenómenos extremos saturan los sistemas de salud.
Golding insistió en que se necesita una acción climática urgente, acompañada de inversiones en soluciones innovadoras para prevenir y tratar enfermedades infecciosas. “Sin esa respuesta, enfermedades como la malaria, el dengue y el chikunguña seguirán aumentando, profundizando las desigualdades y poniendo en riesgo millones de vidas”, advirtió. (Fuente: Infobae).