Sociedad La historia de Atilio Vernackt

“El campo tiene futuro”, aseguró tambero entrerriano

Atilio Vernackt, productor de Viale, relató a Elonce su historia familiar en el tambo, la rutina en el campo y su visión sobre el presente y futuro de la lechería en la provincia. “Cada mañana aparece una complicación nueva, un amanecer distinto con tareas diferentes por delante”, sostuvo.

24 de Septiembre de 2025
Atilio Vernackt, junto a su esposa Claudia Moviendo el Avispero / Elonce

REDACCIÓN ELONCE

En el corazón de la zona rural de Viale, donde el canto del gallo marca el inicio de la jornada, vive desde hace décadas el productor tambero Atilio Vernackt. Durante el programa Moviendo el Avispero, que se emite por Elonce Radio & Streaming, relató su historia familiar en el tambo, la rutina en el campo y su visión sobre el presente y futuro de la lechería en la provincia.

 

Nacido y criado en estas tierras, el vínculo de Vernackt con el campo se remonta a la historia familiar: las actividades comenzaron con sus abuelos, quienes fueron agricultores, como un ingreso adicional para el sustento de la familia. “En esa época se sacaba leche a mano y con ternero, después mi padre hizo un tambo de brete a la par de cuatro bajadas”, recordó.

 

Con el paso del tiempo, Vernackt se incorporó al trabajo tras terminar la escuela primaria. “A los 18 años, hice un tambo de cuatro bajadas en la casa de mi padre y ahí se trabajó muchos años, hasta que nos dividimos con mi hermano. Todo lo que está hecho, lo hicimos con mi familia”, indicó, desde su establecimiento “La Mateada”.

 

La importancia de la familia

 

El productor, de 47 años, resaltó la importancia de la familia en la continuidad de la actividad. “El apoyo de la familia es la única forma de poder salir adelante. Esto lo arrancamos con mi esposa y mis hijos. La mayor parte de lo que está plantado acá lo hicimos juntos”, explicó.

El tambo de Atilio Vernackt, productor de Viale (foto Moviendo el Avispero / Elonce)

“Hoy todavía seguimos en una primera parte, proyectando hacia el futuro y haciendo todo lo posible para salir adelante”, auguró el tambero.

 

“Acá tenemos todos los títulos”

 

Es que la vida en el campo tiene su propio ritmo: jornadas de sol a sol, casi sin pausas de lunes a lunes. En ese sentido, el productor describió cómo es esa rutina laboral: “Acá somos de todo: geólogos, veterinarios, arquitectos… tenemos todos los títulos colgados para poder sostenernos. Hay que atender los partos de hacienda, trabajar la tierra, saber cuándo va a llover, cómo se siembra”, contó. Y agregó: “Nuestro mayor inconveniente es el barro, que aunque forma parte de la vida en el campo, también trae complicaciones. Sin embargo, este es mi lugar”.

El tambo de Atilio Vernackt, productor de Viale (foto Moviendo el Avispero / Elonce)

 

“Es un trabajo sacrificado y tenemos que programar nuestras salidas. Tomar un turno médico o hacer un trámite depende de organizar el tambo. No es lo mismo un tambo de 70 animales que uno de 300, ahí ya se necesita mano de obra. Las vacaciones son muy pocas, de tres días a lo sumo”, especificó.

 

“El campo tiene futuro”

 

“El campo, el tambo y la ganadería tienen futuro. Como cualquier trabajo, con sus dificultades, pero se puede hacer y se puede estar, pero tiene gustar lo que se hace”, fundamentó Vernackt.

 

Consultado sobre el sacrificio que implica la tarea, respondió: “Ir a buscar las vacas, encerrarlas, sacar la leche y hacer el trabajo diario es siempre un desafío. Cada mañana aparece una complicación nueva, un amanecer distinto con tareas diferentes por delante. El 99% de los días son lindos, aunque a veces se enferma o muere un animal y eso duele”.

 

De hecho, explicó: “El tambo es una cadena en la que, si se corta un eslabón, se rompe todo. Desde que nace la ternera hay que cuidarla, criarla, llevarla al año y medio para poder preñarla, esperar nueve meses de gestación y recién después del parto entra al tambo y comienza a producir. Son dos años o más para que un animal que recién nace empiece a dar leche”.

 

Los desafíos de la lechería

 

En la entrevista con programa Moviendo el Avispero, que se emite por Elonce Radio & Streaming, Vernackt trazó un panorama de la lechería en la actualidad.

El tambo de Atilio Vernackt, productor de Viale (foto Moviendo el Avispero / Elonce)

“Hoy tenemos un litro de leche en valor dólar que siempre pensábamos tener y nunca estaba. En relación al kilo de maíz y de soja, hoy la ecuación es favorable porque los granos están baratos a nivel mundial. Eso hace que el precio sea bueno, aunque los insumos están caros y la devaluación nos quita margen”, señaló.

 

En ese sentido, remarcó la diferencia entre lo que recibe el productor y lo que paga el consumidor en góndola. “El precio de la leche lo ponen las usinas que nos compran; y lo que paga el consumidor lo determinan otras entidades. Siempre hubo una diferencia muy grande entre uno y otro”, afirmó.

 

Actualmente, su tambo produce alrededor de 1.600 litros diarios. “El promedio de litros por vaca varía según la época y la genética. Estamos conformes porque venimos creciendo en producción. Todos los animales que tenemos están inseminados por mí, desde que tengo 18 años”, detalló.

 

Proyecciones

 

Vernackt también planteó su visión de futuro y la posibilidad de incorporar nuevas herramientas en su establecimiento “La Mateada”. “La tecnología en el tambo está para aplicarla. Está llegando a la Argentina la robótica para tambos chicos como los de 70 o 100 vacas. Es muy interesante, pero requiere inversiones grandes y hoy no es fácil planificarlas sin créditos accesibles”, dijo.

El tambo de Atilio Vernackt, productor de Viale (foto Moviendo el Avispero / Elonce)

Sin embargo, el productor de 47 años explicó que su tambo creció sin financiamiento externo: “Todo esto fue creciendo con mi propia producción. Arrancamos con 21 vacas y hoy tenemos 70. No tomamos créditos, salvo algunos acuerdos con empresas para maquinaria”.

 

En cuanto a los proyectos, mencionó que busca ampliar la estructura: “La idea es llegar a un tambo de 120 vacas, lo que la familia puede manejar. También pensamos en un patio de comida y galpones. El objetivo es que mis hijos sigan con esta tarea”. De hecho, mencionó que el mayor de sus tres hijos estudia para ser veterinario.

 

Por último, se refirió a los motivos que llevan a muchos productores a dejar el campo. “Con créditos más blandos, que se puedan tomar y pagar, se podría mejorar mucho el trabajo en el campo. Cada vez hay menos pequeños y medianos productores porque muchos se van a la ciudad o los hijos ya no continúan. La falta de caminos es clave: afecta la salud de los mayores, el acceso a las escuelas —que incluso se cierran por falta de chicos— y limita las producciones. Si hubiera caminos, habría más tambos, chancherías, polleros y sobre todo más familias viviendo en el campo. Hoy queda muy poca gente justamente por esa carencia”.

 

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