Más allá de la celebración cristiana relacionada con el nacimiento de Jesús, sumada a la liturgia del arbolito y el barba vestido de rojo que viene tan abrigado a traerle regalos a los chicos, la tradición popular señala que para la noche del 24 de diciembre hay que juntarse a compartir la cena. Suele tratarse de una congregación familiar, incluso con esos tíos y primos segundos que uno se cruza cada vez menos; aunque también puede que sea una reunión de amigos o de parejas solas que encuentran un rato de intimidad. El asunto es quién se ocupa de la comida, quién prepara el asado, quién lleva la ensalada, y quién aporta la sidra o el espumante. Y después quién lava los platos.
Este año los festejos del mundial demoraron la organización de la mesa, así lo manifestó el dueño de un supermercado de la capital provincial a Elonce.
“El mundial nos tuvo a todo en un sueño y la gente empezó hace dos días a hacer las compras”, declaró Andrés Fontana.
En ese sentido, estimó que las ventas son muy buena y variadas. “Asado ya queda muy poco. Otra opción que elige la gente es la pata, paleta, cuadriles y bondiolas que ya vienen con su pan y su salsa y es un menú económico y practico”, expresó Fontana.
Por otro lado, los platos fríos son de los más elegidos para esta celebración. “Este año se vendió un 50% más de fiambres que el año pasado, así mismo se vendió mucho el pan de miga para los sándwich”, señaló Fontana.
“En cuanto a la sidra se han vendido tanto las más económicas como las más caras, y fue una de las bebidas más requeridas para estas fiestas”, finalizó a Elonce.