Sin dudas, los aparatos de la cocina son los más importantes de toda la casa, los que más usamos durante todo el día, todos los días. Tanto los equipos de la denominada línea blanca, como la cocina, la heladera o el lavavajilla, como los pequeños electrodomésticos que empleamos para casi todas las preparaciones que comemos, como la procesadora, la tostadora o la licuadora, entre otros aliados indispensables.

Siempre que compramos pretendemos que nos dure varios años, que funcione lo máximo posible, que alcance la vida útil estimada. Y más aún cuando hablamos del equipamiento de la cocina, dado que muchos de los aparatos demandan una inversión económica importante y una necesidad imperiosa en la rutina diaria.

En este artículo vamos a ahondar en los consejos y recomendaciones que brindan los expertos para que cumplan con este objetivo y nos eviten reemplazos anticipados y reparaciones frecuentes, haciendo hincapié en cuestiones como la instalación, la ubicación, el mantenimiento y el buen uso de cada uno de los aparatos domésticos.

Instalación, mantenimiento y buen uso: las claves de una vida útil ideal

¿Cómo alargar la vida útil de la cocina?

Un horno o cocina eléctrica puede durar en perfecto estado cerca de 17 años, mientras sus versiones a gas logran alcanzar una vida útil entorno a los 20 años. Siempre que las limpiemos al menos de manera semanal y de forma apropiada.

Evitar productos abrasivos

Si bien se comercializan con ese fin, los productos en polvo para limpiar la cocina pueden, a largo plazo, afectar su esmalte, esa capa de pintura brillante que tanto se luce en el ambiente en el que cocinamos. Por ese motivo, es recomendable reemplazarlos por una simple mezcla de detergente lavavajillas y agua caliente o una combinación de partes iguales de vinagre y agua tibia. Ambas preparaciones dan excelentes resultados eliminando la grasa y no dañan el esmalte.

Limpiarla cada vez que la usamos

Idealmente, deberíamos hacer esta limpieza cada vez que usamos la cocina. Así, no sólo alargaremos su vida útil, evitaremos que se rompa y lucirá limpia y brillante como recién comprada, sino que además será mucho más sencillo que hacerlo cuando ya hay demasiada grasa acumulada y pegada alrededor de las hornallas.

Protegerla de derrames

En ese sentido, si al cocinar se nos derrama algún líquido o sustancia sobre la cocina o las hornallas y al querer limpiarla ya está seca, debemos emplear una espátula de plástico para retirarla y nunca una de metal, porque podemos rayar el esmalte. Para evitar este tipo de derrames, podemos utilizar ollas o sartenes apropiadas a la cantidad de preparación que vamos a cocinar y sus correspondientes tapas.

Si somos muy obsesivos y detallistas, podemos optar por cubrir la superficie de nuestra cocina escorial con papel aluminio. Así, podemos cocinar tranquilamente protegiéndola de cualquier derrame o salpicadura y, al finalizar, retirar y desechar el papel. En resumen, cuanto menos la ensuciemos, menos tendremos que limpiar.

¿Qué hacer si se sale el esmalte?

La mayoría de las ferreterías venden unos kits de reparación de esmalte de porcelana que son muy útiles y fáciles de aplicar. Es importante colocarlos ni bien notamos el daño, así evitamos que ese sector se oxide y, a largo plazo, se agujeree.

¿Cómo alargar la vida útil de la heladera o frízer?

Instalación y ubicación adecuadas

En todos los casos, los manuales de uso de los equipamientos domésticos contienen instrucciones en términos de instalación, uso y mantenimiento tendientes a garantizar su funcionamiento y alargar su vida útil. En el caso de la heladera o el frízer, es fundamental el lugar de la cocina en el que los ubicamos.

Debemos instalarlos al menos a 10 centímetros de la o las paredes de modo que puedan ventilar correctamente, es decir, disipar el calor que genera el motor, y a igual o mayor distancia de la cocina u horno para evitar que se vean afectados por su temperatura. Y lejos de las ventanas, dado que la luz solar puede deteriorar el plástico y metal con los que están confeccionados.

Limpieza y mantenimiento periódicos

Al igual que la cocina, la heladera y el frízer requieren de limpieza periódica y, también como aquel caso, evitar el uso de productos que puedan dañarla. Es importante emplear agua y detergente para eliminar derrames y manchas.

Si contamos con equipos sin sistema no frost, debemos limpiar y desobstruir sus condensadores y descongelarlos con regularidad, una vez al mes, y jamás emplear objetos punzantes porque podemos agujerear las paredes y generar que se pierda el gas que hace posible la refrigeración. Además, los aparatos que funcionan a gas y con electricidad, como estos dos, requieren de un service o mantenimiento regular indicado en el manual para chequear que sigan siendo seguros.

Eficiencia energética y buen uso

Las heladeras, frízeres y otros aparatos modernos brindan una mejor eficiencia energética que los antiguos. Cuanto mayor sea esta eficiencia, menor consumo va a demandar el equipo y más ahorro nos va a representar. Pero esta no es la única manera de optimizar su consumo. En ambos casos, es fundamental evitar mantener la puerta abierta mucho tiempo y procurar que los burletes se encuentren en perfecto estado para que no pierdan frío.

Por otro lado, para que la heladera funcione de la mejor manera posible y demande la menor cantidad de energía, debemos procurar no sobrecargarla. Por el contrario, para que el frízer tenga un desempeño óptimo en términos de funcionalidad y consumo, debemos llenarlo lo más posible. Es más, si quedan espacios vacíos entre los alimentos frezados, podemos llenarlos con cubeteras, envases o bolsas con agua.

¿Cómo alargar la vida útil de los pequeños electrodomésticos?

Desenchufarlos y ventilarlos

Es importante que en momentos de reposo mantengamos desenchufados los electrodomésticos. Igualmente, después de usarlos debemos dejar que se ventilen hasta disipar por completo el calor generado.

Cables y enchufes en buen estado

De ningún modo debemos poner en contacto con la electricidad un cable dañado o pelado ni un cable íntegro en un tomacorriente en dudosas circunstancias de instalación. De ser necesario emplear adaptadores, debemos procurar que sean los correctos.

¿Cómo alargar la vida útil del lavarropas y el lavavajillas?

Limpieza frecuente

Tanto el lavarropas como el lavavajillas acumulan suciedad y restos de jabón o detergente en cada lavado que, si no eliminamos a tiempo, a largo plazo van a afectar su funcionamiento, vida útil y consumo energético. Es fundamental limpiar periódicamente sus filtros, gavetas e interior para retirar restos de polvo, pelusa, jabón y suavizante, en el caso del lavarropas, y de alimentos y detergente, en el caso del lavavajillas.

Buen uso y control de la carga

Es importante no sobrecargar ninguno de estos equipos dado que, no sólo se dañará el contenido, sino que además serán menos eficientes y demandarán mayor energía.

En el caso del lavarropas, revisar las prendas antes de meterlas para corroborar que no contengan papeles u objetos pequeños y/o punzantes en los bolsillos que puedan obstruir su funcionamiento o dañarlo. Con el mismo fin, es relevante verificar que ningún botón esté flojo y pueda desprenderse durante el lavado.

En cuanto al lavavajillas, tal como indican sus manuales, es ideal enjuagar los utensilios de cocina y la cristalería antes de iniciar el lavado.