REDACCIÓN ELONCE
En Argentina, muchos niños, niñas y adolescentes permanecen en instituciones mientras esperan ser adoptados. El desafío principal está en quienes ya no son pequeños: los mayores de 10 o 12 años suelen ser los que más tiempo llevan esperando.
Actualmente, en Entre Ríos, el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos tiene convocatorias abiertas. Pueden postularse tanto personas que ya hayan iniciado el trámite como quienes aún no lo hicieron.
El proceso de adopción no es inmediato: requiere preparación, compromiso y acompañamiento profesional. Cada caso es singular, y el vínculo se construye con tiempo y cuidado, con el seguimiento de equipos técnicos especializados.
El objetivo es claro: garantizar que cada niño o adolescente pueda crecer en un entorno familiar que respete su historia y sus necesidades. Pero, ¿estamos realmente informados sobre cómo funciona el sistema de adopción? ¿Cómo se evalúa la capacidad de una persona o familia para recibir a un niño que ya atravesó situaciones de vulnerabilidad? El tema fue debatido en El Ventilador, de Elonce.
Silvina Spais, secretaria del Registro de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos en Entre Ríos (RUAER), explicó que “según la última estadística que realizamos, en febrero, teníamos 43 niños y niñas en la franja etaria de 0 a 12 años, y 25 adolescentes de entre 13 y 17 años que están en proceso de búsqueda de familia. Las estadísticas suelen publicarse cuando nosotros comenzamos un proceso de inscripción. El Registro tiene cuatro aperturas durante el año para recibir solicitudes de personas que quieran inscribirse y comenzar esta instancia para ser evaluados para ser padres o madres a través de la adopción”.
Confirmó que la próxima convocatoria será en mayo. “Cada uno de estos niños, niñas y adolescentes, que son alrededor de 70, tienen una historia singular, necesidades particulares, deseos y están esperando por ver garantizado su derecho de vivir en familia. Las características que generalmente reúnen tienen que ver con niños que superan los 8 años, o que están dentro de grupos numerosos de hermanos, o dentro de grupos de hermanos donde prioritariamente hay que dar respuesta a todos juntos, o tienen alguna discapacidad”, dijo.
Aclaró que el proceso de adopción “reviste complejidad, pero no como sinónimo de difícil, sino como algo que requiere poner muchos recursos en función de que este proceso pueda ser llevado delante de manera satisfactoria. Estamos hablando de niños, niñas y adolescentes que han transitado situaciones de vulneración de sus derechos. Son niños que de por sí han quedado sin los cuidados parentales, es decir, el estado ha tenido que tomar la difícil y gravosa decisión de separarlos de su familia de origen porque no los ha podido cuidar. No son niños que no tienen familia, ellos tienen esta familia que no los ha podido cuidar. Sin duda estas situaciones de vulneración de derechos dejan marca que son necesarias acompañar. Son niños que han pasado por un proceso de institucionalización, que han estado en una residencia poco o mucho tiempo. Todo esto es necesario acompañarlo y por eso nosotros requerimos de adultos que tengan los recursos suficientes, que tengan la puesta de poder trabajar en este proyecto adoptivo”.
Por otra parte, explicó que se llega a la convocatoria pública “después de haber agotado todas las instancias posibles de búsqueda, tanto dentro del Registro Único de la provincia, como en los pedidos de colaboración a la red federal, es decir, a todos los registros del país, sin poder dar con una respuesta. Frente al derecho que tiene el niño de ver garantizada esta posibilidad de vivir en familia, acudimos a la última instancia, que es la convocatoria pública, que nos habilita, a través de una habilitación judicial, a dar algunos datos, siempre preservando los datos identitarios para preservar su intimidad, para poder buscar familias que estén en la provincia de Entre Ríos, estén o no inscriptas en el Registro de Adoptantes”.
“Los niños son protagonistas de este proceso de búsqueda, porque ellos preguntan qué es lo que vamos haciendo y los profesionales les van contando en la medida en que ellos puedan ir comprendiendo sencillamente. Se les pregunta qué es lo que les gustaría que se dijera respecto de ellos”, agregó.
Proceso de adopción
Spais comentó que el Registro “lleva adelante el trámite de aquellas personas que están interesadas en adoptar y cumplen una serie de requisitos legales, que son muy sencillos de cumplir. Lo que requiere de mayor disponibilidad es lo que es el proceso de evaluación que se lleva con el equipo interdisciplinario”.
Dijo que “en general está instalada cierta idea de que para adoptar con el amor solamente alcanza, yo soy una buena persona, mis vecinos me quieren, mi familia es re amorosa, lo voy a poder mandar a la universidad cuando crezca, entre otras. Todas esas cosas serán cuestiones que se evaluarán también, pero no alcanza con eso. Que una persona tenga prejuicios no está mal, porque todos los tenemos de hecho. El punto está cuando yo no tengo capacidad para deconstruir, para repensar esos prejuicios que pienso. Por ejemplo, una familia se inscribe para un niño muy pequeño y el discurso está dado en que adoptar un niño pequeño es más fácil porque no tiene recuerdos de su historia, de origen, porque lo voy a poder amoldar a mi manera y otras cosas que nosotros escuchamos cotidianamente. El problema está cuando yo no puedo repensar a la adopción desde el punto de vista de la centralidad del niño en el proceso, donde son niños que aunque sean bebés tienen una historia, tienen una identidad, han tenido una familia que no los ha podido cuidar y todo eso es necesario alojarlo y no borrar su historia para que él se amolde a mí, sino que construir a partir de esas dos historias una historia de adopción que es particular, que es singular”.
En ese sentido, remarcó que “esta evaluación, este acompañamiento en la construcción del proyecto adoptivo, puede tomar distintos tiempos, depende de cada persona. Una vez que son admitidos en el registro, con un perfil determinado para determinada edad o determinadas circunstancias, pueden ser convocados por algún juzgado para una situación particular”.
Mencionó que “hay 25 adolescentes para los cuales estamos en búsqueda de familia, uno de ellos en convocatoria pública. Declarados en situación de adoptabilidad son más de 60. El tema es que no todos los adolescentes tienen la intención de que su proyecto de vida sea la adopción. Es necesario poder pensar otras alternativas y otras estrategias para acompañar a estos jóvenes que van a quedar seguramente institucionalizados y que van a egresar de las residencias y deben egresar con un proyecto de vida. Esto ya no es función del Registro de Adoptantes, pero es responsabilidad de los organismos del estado y hay diversas herramientas jurídicas y de políticas públicas para esto”.
Consultada respecto a si una sola persona puede acceder a la adopción, confirmó: “sí, por supuesto. Cualquier tipo de configuración familiar, a partir de haberse receptado las Convenciones Internacionales y haberse modificado el Código Civil, pueden inscribirse. Pueden hacerlo tanto personas solas como parejas, ya sea de igual o distinto sexo, casadas o en unión convivencial, tengan o no hijos biológicos, adoptivos. Cualquier tipo de configuración es bienvenida y me parece también importante remarcar que no hay una prelación de un tipo familiar por sobre otro, no es que se elige a la familia tradicional por sobre una monoparental o una familia igualitaria”.
Dijo que “hay un trabajo con los postulantes y hay un trabajo con los niños y los adolescentes. Existe cierta fantasía de que los niños están en una residencia esperando felizmente que llegue la familia. Algunos niños sí, algunos no. Esto requiere de poder trabajar con ellos, saber qué pasó con su historia, por qué están en una institución, por qué su familia no los ha podido cuidar y a partir de ahí poder trabajar la posibilidad de una familia adoptiva. Esto lleva tiempo, depende de cada niño y depende de cada acompañamiento que se pueda llegar a hacer”.
Sobre cuáles cuáles son las alternativas si ellos no quieren ser adoptados o no son adoptados, remarcó: “agotamos todas las instancias de búsqueda y en los casos donde una convocatoria pública no da resultado, seguimos buscando de nuevo. El Registro se renueva, pero en aquellos casos en que no, los niños o los adolescentes quedan en la institución, a cargo del organismo de protección Copnaf y hay políticas públicas, como la Ley de Egreso Asistido, el programa Andando y otras. Es acompañarlos para que se inserten comunitariamente, que puedan aprender un oficio de acuerdo a sus gustos, que puedan manejarse con autonomía”.
Por otra parte, respecto al rol que cumplen las escuelas en derribar prejuicios y acompañar a los chicos institucionalizado, dijo: “los niños viven en comunidad, entonces en todos los ámbitos en los cuales ellos se desarrollan deberían estar con adultos que puedan comprender la complejidad de estos procesos porque hay mucha estigmatización respecto de los niños adoptados y no son ni más ni menos que niños, entonces este es necesario poder trabajar un poco con las escuelas y con otros ámbitos, como los clubes”.
Comentó que el Registro de Adoptantes está ubicado en calle Santa Fe 278, de Paraná, frente a Tribunales.
Consultada sobre si se puede ser adulto mayor para iniciar el proceso de adopción, explicó: “no hay un límite de franja etaria. Sí hay mínimo, pero no hay para el máximo. Lógicamente, a partir de la evaluación, este proyecto tiene que ser viable”.
En otro sentido, respecto a si es factible que la familia interesada en adoptar no tenga contacto con la familia originaria del niño, niña o adolescente, señaló que “si esto está dado a partir de un prejuicio con la familia de origen, que siempre existe, nosotros lo trabajamos para poder deconstruirlo. Hay muchos niños que sostienen vínculo con familia de origen y esto es parte del proceso adoptivo que los adultos deben aceptar, trabajar y elaborar. Hay otros que no, por cuestiones de que esa familia lo ha maltratado o ha generado situaciones de exposición a riesgo de esos niños y ahí los vínculos cesan. Los niños son el centro del proceso adoptivo”.
Finalmente, recomendó leer el libro “¿Una familia para quién?, que fue coordinado por profesionales del Registro y donde hemos escrito varios de nosotros también. Recoge la experiencia de trabajo de todos estos años del Registro, como así también de otros profesionales, de madres adoptivas que cuentan un poco su historia y me parece importante porque nosotros hablamos siempre de recursos para los postulantes y para los profesionales que trabajan con los postulantes que van a adoptar. Este es un recurso totalmente local y basado en la experiencia. Lo pueden adquirir en la Editorial La Hendija, está en su página web”. Elonce.com