“Fue bastante lindo porque les pedí a mis abuelos que siempre compraban algo para tomar para mí y así íbamos guardando las tapitas”, comentó Francisco y recomendó a los alumnos de la Escuela Hogar “que disfruten de los nuevos juegos y que sean felices”. “Mi mamá tiene una pollería y me ayudó a juntar las tapitas entre los envases vacíos que tenía”, contó Serena. A lo que María, sumó: “En la plaza de mi barrio están juntando botellas, a las que les sacamos las tapitas para traerlas acá”. Catalina, quien junto a su abuela y su tío producen ladrillos ecológicos con botellas plásticas, resaltó: “La solidaridad es compartir con alguien eso que ya no necesitás, pero que el otro sí, y entonces se lo podés dar”. “Desde chiquitos con mi hermana juntamos tapitas, y trajimos un pote grande”, destacó Carlos, otro de los alumnos de la Privada Nº124. Mientras que, para Micaela, la colecta “fue divertida porque con mi mamá salimos por el barrio a buscar las tapitas y los vecinos también nos ayudaron”. “La solidaridad es ayudar al otro, ser compañero”, destacó.
Y para Renata cada tapita fue una fiesta. “Fue hermoso porque fuimos casa por casa a buscar una tapita, y cuando la conseguíamos, bailábamos de la emoción y así juntamos un montón de tapitas”, contó. (Elonce)