Un hecho que generó tristeza e indignación se registró en plena etapa de Adviento, cuando desconocidos robaron elementos del pesebre y del arbolito navideño de la parroquia Santo Domingo Savio de Paraná. El episodio fue descubierto el jueves por la tarde y causó un profundo dolor en la comunidad religiosa, que encontró dañada una expresión simbólica de fe y encuentro.
El padre Walter Minigutti explicó que la situación fue advertida durante la misa vespertina. “El jueves, durante la misa vespertina, quisimos encender el arbolito y el pesebre con todas las luces que habían preparado los grupos de jóvenes, y nos encontramos con que no estaban. Tampoco estaba la prolongación”, relató el sacerdote.
Dolor por un espacio siempre abierto
Si bien el robo no implicó una pérdida material significativa, el impacto emocional fue profundo. “Es un hecho que, si bien no es grave desde lo material, nos duele mucho, porque la parroquia siempre está abierta y recibe a todos. Encontrarnos con que nos sustraen cosas en un horario en el que todavía había actividad, cerca de las cinco de la tarde, realmente duele”, expresó Minigutti.
En ese marco, remarcó que se trató de un hecho que lastimó a toda la comunidad. “Siempre estos amigos de lo ajeno se acercan para llevarse lo que no es de ellos, y eso genera una gran tristeza en una comunidad que trabaja constantemente para ayudar a los demás”, añadió.
Tras lo ocurrido, la información comenzó a circular rápidamente entre los distintos grupos parroquiales. “Enseguida empezamos a compartir lo sucedido en los grupos de la parroquia, incluso en el del merendero, donde asistimos a más de 120 familias por mes con comida”, explicó el sacerdote. A partir de esos intercambios, se logró identificar a una persona vinculada al hecho y se realizó la denuncia correspondiente.
El llamado al respeto y a la solidaridad
El padre Minigutti también respondió a quienes sugieren cerrar el templo para evitar este tipo de situaciones. “Mucha gente a veces pregunta por qué no cerramos la iglesia, y yo siempre respondo que cuando uno necesita estar con Dios, Dios no cierra las puertas”, sostuvo. En ese sentido, apeló al compromiso colectivo para cuidar el espacio: “Nos tenemos que cuidar entre todos y entender que el templo tiene que permanecer abierto”.
Además, hizo un llamado directo a quien sustrajo los elementos. “Pedimos sinceramente que devuelva lo que se llevó. A esa persona quizás le iban a dar dos o tres pesos, pero para nosotros era muy importante: el arbolito, el pesebre, un lugar sagrado”, manifestó. Y agregó: “Si alguien necesita ayuda, siempre estamos dispuestos a dar una mano, pero que nos saquen las cosas realmente nos duele”.
Pese al mal momento, el sacerdote destacó la reacción solidaria que se dio casi de inmediato. “Esa noche nos fuimos a dormir un poco amargados, pero al día siguiente enseguida nos pusimos en marcha. Nos movilizamos y, entre todos, pudimos rearmar el pesebre, que hoy vuelve a brillar con todas sus luces”, contó.
Finalmente, Minigutti señaló que el episodio quedará como una anécdota, aunque dejó un mensaje claro para el barrio. “Es un llamado a cuidar las cosas que son de todos, porque la iglesia pertenece al barrio y siempre es muy concurrida, siempre recibe a todos”, afirmó. Y concluyó con un mensaje de fe y reflexión: “Si uno realmente actúa bien, Dios lo va a bendecir, pero nunca llevando cosas que no son nuestras”.