El fenómeno de los desinfluencers surgió como respuesta al cansancio generado y la saturación de contenido publicitario en plataformas como TikTok e Instagram. Estos creadores de contenido rechazan la compra impulsiva promovida en las redes sociales y alertan sobre la influencia de la publicidad encubierta.

A diferencia de los influencers tradicionales, quienes suelen promocionan productos y marcas en redes sociales, los desinfluencers fomentan un consumo más consciente y responsable.

Estos actores cuestionan la necesidad de comprar todo lo que las plataformas promocionan y mencionan que existen productos sobrevalorados.

Según la BBC, en los últimos días el hashtag #deinfluencing en TIkTok superó los 1.000 millones de visitas, reflejando el crecimiento de este movimiento que cuestiona el consumismo desmedido y llama a la reflexión sobre el modelo tradicional del marketing digital que existe en las redes.

Por ejemplo, algunos de los referentes de esta tendencia, provocaron que más 200.000 seguidores reflexionaran antes de comprar y se preguntaran si realmente desean un producto o si es la publicidad la que los convenció de necesitarlo.

Otro de los aspectos que destacan, es que, a diferencia de cómo funcionaba en la televisión, la forma de difundir la publicidad en las redes sociales aparece de manera más sutil y no es tan fácilmente identificable, ya que muchos creadores de contenido, que venden productos, son percibidos como figuras cercanas y de confianza.

Una de las referentes del movimiento declaró que: “Tenemos que ser realistas respecto del daño que los individuos comunes están haciendo con la idea de que podemos simplemente consumir y consumir sin que esto tenga un impacto negativo. Eso no es cierto”.