Wilson, Irma, Juan y Sergio tienen algo en común: todos dicen haber sido abducidos por un OVNI. Un repaso de estas increíbles historias.
En 1994 Carlos Wilson Arriola Aguirre, un uruguayo de 60 años, aseguró haber sido abducido y abusado sexualmente por extraterrestres de otros planetas. El hombre se encontraba en su casa de Minas, partido de Lavalleja en Uruguay, cuando cuatro seres desconocidos ingresaron a su casa y lo llevaron secuestrado a su nave espacial.
Encuentro cercano
El hombre contó que desde muy pequeño había tenido encuentros esporádicos con seres de otros planetas: "Un día estaba en el balneario cuando tenía 14 años miré para el horizonte y vi algo que podía ser una nave. Estuvo suspendida en el aire como 30 minutos y después desapareció", dijo.
Según relata, de tanto que persiguió ovnis en los 90, logró localizar hasta el lugar de aterrizaje de los mismos. Es por eso que una noche mientras dormía "cuatro figuras lo agarraron y se lo llevaron a un vehículo", afirmó a Crónica.
"Fui sometido a todo tipo de pruebas, con veneno y sangre. Eran pruebas muy dolorosas". Con respecto a los abusos sexuales a los que fue sometido, el nombre asegura tener varios hijos en otra parte del universo y espera conocerlos algún día.
Mientras tanto, describió a los aliens como "seres grises, con enormes ojos y una cabeza desproporcionadamente más grande". Actualmente, en su casa funciona un museo-bar, donde colecciona y expone todo tipo de objetos extraños.
La Pampa
Mientras tanto, Irma Rick vive en Jacinto Crauz, una localidad de La Pampa y contó que su relación con los ovnis viene hace más de 20 años. La mujer señaló que fue abducida por un alienígena y no descarta la posibilidad de esperar un hijo de este ser: Irma se hizo conocido luego de asegurar estar "embarazada de un extraterrestre".
“Abrí la ventana y empezó a bajar un bicho, tenía un metro de largo y no tocaba nada. Luego empezó a levantar con la luz y cuando se cortó la luz desapareció. Después no vi más nada. Forma de humano no tenía, no vi ni piernas ni brazos. Arriba tenía como un plato volador con luces fuertes”, explicó Irma en Crónica.
Otro en La Pampa
Luego tenemos el caso del cabo Sergio Pucheta, quien el 2 de marzo del año 2006, cerca de las 21:30, realizaba una recorrida de rutina por la zona rural cercana a General Pico, La Pampa, cuando divisó entre el monte un extraño resplandor.
Pensando que podían ser cazadores furtivos, detuvo el vehículo y descendió de la moto. Caminó por el ugar, pero no pudo ver ni escuchar nada, hasta que pocos minutos después, aparecieron dos extrañas luces rojas que inmediatamente lo encandilaron y lo paralizaron.
Juan Pérez dice que se subió a un ovni y tuvo contacto con extraterrestres.
A pesar de tener 31 años y poseer un gran estado físico, la situación lo tomó por sorpresa. Enceguecido por las luces y casi estático, solo podía mover sus manos. Un extraño cosquilleo recorría su cuerpo. Un segundo después se encontraba desarmando el Handy, la pistola y el celular. Al otro día, cerca de las 15:55, el cabo Pucheta aparece a 28 kilómetros de donde fue visto por última vez.
Un entrerriano
Por último, tenemos el caso de Juan, un gaucho que nació en un sulky en Los Conquistadores, provincia de Entre Ríos. Cuando tenía 12 años, divisó un OVNI en el campo y se subió para explorarlo.
Juan Pérez a los 14 años junto a su padre, su hermano más chico, el famoso astrofísico Jacques Valée y un investigador.
Era una mañana fría y cargada de niebla del 6 de septiembre de 1978 en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, en la que Juan Oscar Pérez se disponía a buscar una tropilla de caballos cuando distinguió entre la niebla un cuadrado luminoso, algo que pensó podía ser una casilla de tractoreo. Entre la baja nube, apareció la figura difusa de "algo como un sombrero metálico", un aparato que flotaba a un metro del suelo, del que salía una escalerilla. Juan se bajó del caballo y subió a la nave.
En su interior vio consolas de mando, y a dos seres, que parecían ajenos a su presencia. Uno de estos seres era alto, tenía un traje brillante y ajustado al cuerpo. Ocultaba sus manos con unos guantes que le llegaban a la altura del codo. De una máscara que cubría su cabeza, salía un tubo.
El video de todos los casos.