El lunes 1 de julio 1974, a las 10 de la mañana, el General Juan Domingo Perón sufrió un infarto agudo de miocardio del cual no pudo sobreponerse a pesar de los esfuerzos de su equipo médico, que estuvo tres horas realizando maniobras de reanimación.
Elonce TV pudo dialogar con la enfermera Norma Bailo, que integraba ese plantel de profesionales encargados de la salud del General y quien fue la última en escuchar la voz del entonces Presidente que le dijo segundos antes de entrar en paro: “Esto se termino”.
La muerte de Perón tuvo lugar en la Quinta de Olivos a las 13.15. Isabel Perón, profundamente conmocionada, agradeció a todo el equipo y le indicó a Bailo que para el funeral le pusiera al General el uniforme militar. Después, la nueva Presidenta anunció por Cadena Nacional el fallecimiento de Perón.
Sobre cómo fue la convocatoria para integrar el plantel de profesionales, Norma recordó que ni bien le preguntaron si estaba dispuesta a hacer la guardia, dijo que sí “y de inmediato se armó el equipo que era el que mejor estaba preparado en ese momento”. Todos se desempeñaban en el hospital Italiano de Buenos Aires. “Armamos una terapia móvil e íbamos con el General a todos lados”.
“Teníamos desfibrilador, electrocardiograma, un bolso con todos los medicamentos para la emergencia porque era una bomba de tiempo”, recordó.
Tras ello, destacó que Perón “era un paciente más”, pero el stress al que estaban sometidos “era terrible. Estábamos al pie del cañón permanentemente, había que vigilarlo siempre y después era una persona muy accesible y no había problemas en el trato con él”.
Sobre aquel fatídico 1 de julio 1974, Bailo contó que tomó la guardia a las 7 de la mañana “como siempre”. Perón se despertó y le sacaron sangre para los análisis de rutina. Desayunó, caminó por la habitación y en un momento dado le dice: “Norma ayúdame a acostarme. Cuando se estaba acostando, me mira y me dice esto se terminó, y ahí me doy cuenta que se le dan vuelta los ojos y entra en paro cardiorespiratorio”.
“Empecé a aplicar la sistemática de paro y de inmediato los médicos que estaban en la otra habitación, haciendo el monitoreo remoto, estuvieron conmigo. Las maniobras de resucitación duraron tres horas; fue la maniobra más larga que hice en mi carrera de enfermera, generalmente se hace una hora y media, pero como se trataba del General estuvimos más tiempo. Cuando a las 13.15, me dicen pará Norma que ya no va más, me largué a llorar”.
Bailo indicó que había 11 médicos en la habitación de Perón y tanto Isabel como López Rega, “estaban parados en el marco de la puerta rezando y pidiendo que lo sacáramos, pero en ningún momento se acercaron ni lo tocaron”, dijo y desmintió que le hayan hecho la resucitación en el piso.
Norma relató que, tras la muerte de Perón, siguió trabajando con Isabel, lo cual fueron “como unas vacaciones” después de todo el stress que implicó cuidar al Presidente, ya que era “una mujer sana”.
Finalmente, la enfermera destacó que más allá de sus problemas de salud, psicológicamente Perón “estaba perfecto. Era una persona muy carismática y siempre tenía mucha gente alrededor”. Elonce.com
Mirá la nota completa