Espectáculos El padre de la criatura

El cerebro detrás del fenómeno infantil de Violetta: ¿Quién es Alejandro Stoessel?

Quienes quieran ser parte del fenómeno infantil deben lidiar con él: su hija Martina es menor. De creativo en Videomatch al juicio con Tinelli, las peleas con Villarruel y los escándalos en Paraguay. El tunning de un producto internacional.

10 de Junio de 2013

–¿Cómo preparaste tu personaje?

–Lo preparé junto con mi profesor de actuación y con mi papá.

 

Martina Stoessel dio la clave en una de las primeras entrevistas que concedió tras el rotundo éxito que alcanzó con Violetta. Tenía 16 años y muchas razones para agradecer a su progenitor, Alejandro, un exitoso y conflictivo productor de televisión que aplaude ante quien le pregunte la fama de su niña, pero se mantiene en las sombras ante los medios.

Aunque la chica estudió canto, piano, comedia musical, teatro y baile, su familia y Disney insisten en que su llegada a la actuación fue casi un milagro. “Mi papá quería presentar un demo en la compañía y me pidió como favor que grabara algunas canciones”. Según el relato de Martina, su padre, de 55 años, nunca tuvo la menor intención de buscarle trabajo, aunque los directivos de la marca del ratón Mickey escucharon la voz de esa niña y, en vez de contratar a Alejandro, firmaron contrato con él para que la nena, que en ese momento tenía 14 años, fuera la cara de su próxima telenovela. Con el correr de los meses, Violetta se convirtió en una mina de oro (ver recuadro), con un metro sesenta de altura y la edad justa para votar en las próximas elecciones.

 

La nena alcanzó tanto éxito que en la primera temporada la audiencia de Disney Channel creció 93 por ciento y lideró los primeros puestos en la Argentina, Colombia, Chile, España, Turquía, México, Rusia. Además, el primer CD que grabó Martina alcanzó rápidamente el disco de oro en países como Colombia y Chile, platino en Uruguay y Venezuela, y cuádruple platino en la Argentina, superando las 180 mil copias vendidas en cada país. No es todo, porque el segundo disco, Cantar es lo que soy, ya es triple platino en nuestro país. En la compañía están tan contentos por las buenas perspectivas que este año Martina no tendrá vacaciones de invierno: ya se vendieron 175.000 entradas para el Gran Rex, casi la totalidad de las sesenta funciones de un show muy promocionado.

 

La vida de Martina ha cambiado tanto que a los 17 años tuvo que optar por cursar a distancia el secundario porque sus muchas obligaciones contractuales prometían dejarla libre en el Colegio Martín y Omar, de San Isidro. “Me despierto a las siete de la mañana y a las ocho empiezo a grabar en Estudios Baires de Don Torcuato hasta las 14, porque soy menor de edad y sólo puedo trabajar seis horas diarias. Rindo libre cinco materias a mitad de año y cinco en diciembre y me mandan la tarea por e-mail”, contó hace un tiempo.

 

Pero ¿quién es el cerebro escondido tras la niña prodigio? Alejandro Stoessel fue primero director de cámaras de Telefé. En los ’90 de la pizza y el champagne, formó parte de los inicios de Videomatch y cuando Marcelo Tinelli decidió migrar a Canal 9 se encargó él mismo de organizar a la tropa. El productor se hizo cargo de la programación de la emisora que pertenecía a Daniel Hadad, y poco a poco ganó espacio y la confianza del dueño de la gallina de los huevos de oro. “Alejandro siempre sugería cosas para sumar al trabajo, en el programa había mucha camaradería y él era buena onda. Empezamos todos muy jóvenes, él hacía dupla con Claudio Villarruel, que era productor ejecutivo. Después no sé bien qué pasó entre ellos”, intenta explicar Torry Palenzuela, humorista y ex integrante del programa. Otro que guarda buenos recuerdos es el actor Freddy Villareal: “Los cambios siempre ocasionan roces, pero la verdad es que más allá de eso, Videomatch era lugar muy lúdico, donde uno podía ir a encontrarse con amigos. Alejandro, Marcelo y los que tenían hijos los llevaban. Teníamos una muy buena relación, al punto que nos juntábamos con su familia. Alejandro sabe muy bien cómo moverse en este ambiente. Él trabajó, creció mucho y seguramente vio en su hija el talento que antes ayudó a descubrir a muchas otras personas”. Aunque algunos no se animan a decirlo, la decisión de abandonar Telefé rompió definitivamente la amistad que Stoessel cultivó por años con Villarruel, que nunca dejaría de verlo como un traidor.

 

Esa no sería la última vez en que el padre del suceso definiría su destino acompañando al dueño de Ideas del Sur. Cuando Tinelli se pasó a El Trece, Stoessel también armó las valijas y reemplazó a Sebastián Ortega en la gerencia de contenidos de la productora ubicada en Colegiales, cargo que ocupó hasta fines del 2008 cuando, después de algunos roces, Tinelli decidió echarlo. Entonces, como en todo divorcio mediático, en el momento de hacer números estalló la guerra. El gerente entendió que su indemnización era poca e inició un juicio laboral a su ex jefe y a Ideas del Sur por 2.300.000 pesos, alegando que casi el 50 por ciento de su sueldo de 80.000 pesos mensuales los cobró en negro. También hizo una presentación judicial para reclamar por los derechos de propiedad intelectual sobre la tira Patito Feo. Por ese juicio millonario, que ganó, se allanaron las oficinas de la productora.

“Más allá de la demanda, él era un tipo tranquilo. Por lo general, los directores de cámara son muy sacados, exageran para hacerse ver, se enojan o apuran a los artistas y a los cámaras. Él no se portaba así. Lo recuerdo como un tipo respetuoso”, sintetiza Palenzuela, uno de los pocos ex compañeros que aceptan hacer memoria sobre Stoessel padre. En la alicaída Ideas está casi prohibido mencionar el nombre de uno de los socios fundadores de Tinelli, al punto de que el año pasado el propio Marcelo Hugo le prohibió a su panelista favorita Moria Casan que participara del ciclo Baila conmigo Paraguay, un formato idéntico a los productos que Ideas ponía al aire en El Trece y que ocupa todas las noches el prime time de Telefuturo, una señal del vecino país en la que Stoessel es director. Recuerda Torry que en la Argentina al director la cosa no le había sido fácil después de romper con Tinelli, “Intentó quedarse. Trabajó en Canal 7, en un programa con Soledad Pastorutti, presentó varios proyectos en otros lados, pero pronto se fue”.

 

No todas fueron rosas en el desembarco paraguayo. En 2010, Stoessel fue denunciado por trabajar como ilegal, con visa de turista. El padre de Violetta había cerrado un contrato por 50.000 dólares para dirigir el reality que en la Argentina ya era éxito. Más allá de las denuncias mediáticas, ni el canal ni el propio director aceptaron perder la oportunidad de poner al aire el que fue el primer formato de ese tipo. Mal no les fue, aunque unos meses después tuvo que salir a dar explicaciones sobre un supuesto romance con Dallys Ferreira. Entonces Stoessel estalló y denunció una campaña en su contra. “Lamentablemente hoy mi esposa es víctima de este salvajismo mediático, que detrás de mentiras miserables y sórdidas, esconden temores e intereses económicos. Hace pocas semanas presenté en el juzgado que corresponde la ampliación de una demanda por los derechos intelectuales de una idea que me pertenece. Indudablemente, este hecho que depende de la justicia (que es la encargada de darle a cada uno lo que le pertenece) debió haber molestado a ciertas personas que simplemente debieran someterse a la decisión de la misma. Sólo me queda entonces agradecerle a mi mujer por confiar en mí a pesar de la distancia y solidarizarme con Dallys y su pareja por verse involucrados en un conflicto que no les pertenece”, escribió largamente en su cuenta de Facebook el 27 de noviembre de 2010.

 

Ese año, su hija comenzaba a soñar con el personaje que hoy la hace abrazar la fama; tal vez por eso él dio un paso al costado ante los medios argentinos. “Martina viaja mucho a Paraguay. Va a ver a su papá, y además tiene un mercado muy importante allí”, explican en Disney. Las gestiones y la fama que Alejandro Stoessel cosechó en el país vecino rinden buen fruto. Aunque, tal vez por los escándalos que generó a su paso, prefieran mantener la imagen de Martina a una sana distancia.

“Siempre fue un tipo con muchas ideas –sintetiza Villareal–, una buena persona que se entrenó en un lugar donde todo el tiempo aparecían perlas en bruto. No me extraña que le vaya bien ahora: una vez que uno conoce el éxito, aprende a detectarlo”. Nadie se atrevería a negarlo: una recorrida rápida por las redes sociales demuestra que todas las chicas de entre 6 y 15 años quieren ser Violetta, con el pelo acondicionado en peluquerías top, los zapatos de Sarkany y el rostro tuneado según el último grito de la moda en make up. Martina es una apuesta no sólo familiar, también empresaria. Es la cara de la primera coproducción entre Disney Channel de América Latina y de Europa que, acompañada de un elenco internacional, ya se vendió a España, Italia, Francia, Israel, Rusia, Rumania, Bulgaria, Ucrania, Polonia y Turquía y fue doblada a cinco idiomas distintos. Lo que se dice una mina de oro, un producto que las marcas se pelean por esponsorear. Aunque por ahora, cualquiera que desee alguna vinculación con ella, tendrá que pasar por Alejandro Stoessel. Mientras la nena sea menor, los contratos los firma él, el padre de la criatura.

 

Éxito junto a Disney:

93 por ciento creció la audiencia de Disney Channel gracias a Violetta.

10 países compraron el programa.

175.000 entradas lleva vendidas en teatro.

60 funciones hará en el Gran Rex.

2.300.000 pesos es la suma por la cual Stoessel demandó a Tinelli. Fuente: (Revista Veintitrés).-