REDACCIÓN ELONCE
Cada 21 de noviembre se celebra en Argentina el Día Nacional de la Enfermería, una fecha que reconoce la tarea esencial que cumplen enfermeras y enfermeros en el sistema sanitario. En ese marco, Elonce recuperó la historia de Tamara Fontana, la profesional que puso en riesgo su vida para evacuar pacientes durante el incendio ocurrido el domingo 4 de agosto de 2024 en el hospital materno infantil San Roque de Paraná.
Tamara recordó que aquella tarde estaba de guardia junto a tres compañeros. Mientras estudiaba y preparaban carpetas, una mamá comentó que sentía olor a quemado. Tras revisar el lavadero del sector, otra mujer señaló que desde afuera se veía humo. Recién allí advirtieron que provenía del área de sala cuatro, ubicada en planta baja.
“El humo ingresaba desde todos los pasillos”, contó. De inmediato, comenzaron a llamar por teléfono y se auto-evacuaron, trasladando a los pacientes a un sector seguro. Se trataba de niños con patologías oncohematológicas, muchos de ellos en aislamiento y bajo tratamientos antibióticos, por lo que el operativo fue delicado.
Tamara relató que, según sus compañeros, también colaboró con otras áreas del hospital y hasta llevó pacientes en su auto particular al hospital de La Baxada. “No recuerdo todo, quizás es algo que quedó guardado de ese momento”, admitió. Tras regresar al San Roque, sus compañeras notaron que no se sentía bien y fue trasladada al San Martín, donde se desvaneció y terminó internada en terapia intensiva por inhalación de monóxido de carbono.
La enfermera volvió a trabajar el 11 de septiembre en el mismo servicio del San Roque. Allí pudo reencontrarse con los pacientes que había asistido. “Estaban contentos por verme, a mi y a mis compañeros, y muy agradecidos. Fue muy grande para mí el cariño de ellos”, destacó.
También recibió apoyo de colegas, aunque reconoció que algunos se sintieron desplazados porque su caso tomó mayor visibilidad. “Todos trabajamos en conjunto ese día, y no se los nombró. Quiero que todos sean reconocidos”, remarcó.
Vocación que no se apaga
Pese al peligro que enfrentó, Tamara aseguró que volvería a actuar de la misma manera: “No lo dudaría, lo haría de vuelta”. De hecho, definió su labor diaria como “una tarea llena de días distintos: algunos muy felices, otros muy tristes”, especialmente tratándose de un hospital materno infantil, donde las historias de las infancias atraviesan.
"Escuchar a un paciente, que está internado en una habitación con dos ventanas y no puede salir, no puede estar en contacto con la familia, es un montón y solo dos palabras son muy valiosas", reafirmó.
La enfermera subrayó que lo más valioso de su profesión es “poder ayudar y ofrecer lo que uno tiene para mejorar la vida del otro”. Entre dibujos, palabras de agradecimiento y gestos de cariño, encuentra la motivación para continuar.
Finalmente, Tamara agradeció a Elonce “por haber dedicado unos minutos para saludar al sector de Enfermería, por nuestra labor, por nuestro trabajo, por nuestra dedicación”. “Todos tenemos un montón de cosas que hacer, pero dejamos nuestro corazón en el hospital”, cerró.
Su historia resume la vocación, la empatía y la fortaleza de quienes sostienen la atención sanitaria en los momentos más críticos. Una labor que, como cada 21 de noviembre, merece ser celebrada.