Gustavo Mendoza desarrollaba una gran tarea social y religiosa en el barrio La Floresta de Paraná y en la parroquia de Guadalupe. El domingo, después de la misa, le anunció a su comunidad, que deja el sacerdocio porque se enamoró de una mujer.
Consultado sobre esta decisión, el Presbítero Doctor Luis Anaya se refirió en diálogo con <b>Entrevistas</b>: “Lo conozco, lo aprecio mucho al Padre Gustavo, lo vi ingresar al seminario menor hace muchos años atrás. Me dio mucha pena (la medida que tomó), me enteré al mediodía”. Enseguida afirmó: “Respeto su opinión, pero no la comparto”.
“Como en el matrimonio, en la vida religiosa la fidelidad es un bien, un don de Dios que prevalece. La fidelidad nos hace felices”, justificó el también Doctor en Teología Moral, abogado y decano de la Facultad de Humanidades Teresa de Ávila de la UCA.
¿Puede un sacerdote enamorarse? Se le consultó: “Si, porque no, pero debe hacer prevalecer el amor que le tengo a Cristo. Estoy muy convencido que es fundamental estar enamorados de Jesucristo para que nuestro Ministerio, que es arduo, que es duro, sea realmente un ministerio que me produzca una enorme satisfacción”.
La decisión de Mendoza ha hecho de que en Paraná se hable de un tema controvertido: El celibato. Recordemos que el tema estaría en la agenda del Papa Francisco. Esto se conoció luego de un encuentro a puertas cerradas con motivo del inicio de la Cuaresma, donde el papa Francisco habría sorprendido a los asistentes al referirse al celibato: “el problema está presente”.
El Papa ya había dejado claro que “El celibato sacerdotal nunca ha sido un dogma, sino una norma de la Iglesia católica de rito latino” y que “esta norma es un gran don de Dios a la Iglesia, que el Papa estima en alto grado”.
Anaya opinó del tema, afirmando a <i>Entrevistas</i>: “Tenemos que trabajar de modo tal que vayamos gustando de las cosas que hacemos. De esta manera, vamos sintiendo la satisfacción del trabajo que realizamos. Uno valora lo que hace, entiende que es un bien, que hay una razón sobrenatural que me permite renunciar a la hermosura de tener una familia y tener hijos. Esto es a sabiendas que mi trabajo redunda en una paternidad y en el conformar una familia que tiene otra dimensión, tal vez no visible, pero no menos real”. Elonce.com.