El 22 de abril del 2017 a la 1.25 de la madrugada inspectores del gobierno porteño fueron al kiosco de la calle Junín 610 y comprobaron que allí se estaba vendiendo alcohol fuera del horario permitido.
Esta infracción "es sancionada con una multa de 6.800 a 34.000 unidades fijas, decomiso y clausura del establecimiento", agregó el portal.
La sanción podría haber sido mayor ya que "al momento de la inspección los ingresantes manifestaron que en ese kiosko siempre se les vendía alcohol", indicó el juez Javier Buján, titular del juzgado 7 en lo Penal, Contravencional y de Faltas.
"Esta posible reiteración de conducta afecta doblemente a la concepción del bien jurídico protegido y para mí hubiera ameritado una sanción con carácter re-sociabilizador más allá del mínimo legal", agregó Buján en el fallo.
Además, el magistrado afirmó que se trata de "faltas graves" porque "pueden llegar a afectar a menores, al orden y a la seguridad pública".